Cuatro lecciones que dejó Gabriel García Márquez a partir de sus tentativas para crear un nuevo medio de comunicación.
Luego de recibir el Premio Nobel de Literatura en diciembre de 1982, el escritor colombiano Gabriel García Márquez aseguró que invertiría parte del dinero del galardón en la creación de un periódico que tendría como nombre El Otro. Para Gabo, este era un sueño que siempre había tenido desde que inició su labor como reportero, tanto así que en 1951 fundó Comprimido, un periódico vespertino que sólo circuló durante seis días y que creó junto al linotipista de El Universal, Guillermo “El Mago” Dávila.
Para 1983 la idea de un nuevo periódico que transformara los métodos de comunicación tradicionales contaba con más recursos y relaciones que en 1951. Incluso ya tenía fijado un director: el periodista colombiano Darío Arizmendi. Sin embargo, con el paso de los meses, Gabo se daría cuenta de que el dinero del Premio Nobel no sería suficiente para el auto sostenimiento de un periódico tal como él lo quería, de modo que el proyecto fue cancelado, no sin antes dejar sembrada la semilla de lo que años después, en 1994, acabó convirtiéndose en la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Pese a que El Otro fue un periódico que nunca se concretó, su proceso de creación sentó las bases conceptuales de lo que García Márquez entendía por buen periodismo, varias de ellas con gran validez en las dinámicas periodísticas de la actualidad.
Ricardo Corredor Cure, Director Ejecutivo de la FNPI, nos habla de las enseñanzas de El Otro en su charla TED titulada “El Otro lado de Gabo”. Compartimos contigo algunas de ellas:
Para Corredor Cure, el principal deseo de García Márquez con El Otro era hacer un nuevo periodismo distinto al ejercido en los medios tradicionales de comunicación. A los fotógrafos les propuso salir a la calle con una cámara portátil, y a quienes estarían encargados de seleccionar las fotografías les dejó escrito la siguiente lección editorial:
“Sólo se publicarán fotografías que sean realmente noticias y se desecharán las fotos conocidas y repetidas de un gobernador jurando en su posesión o de dos cancilleres saludándose, a menos que el gobernador se juramente con la mano izquierda o uno de los cancilleres haga una mueca despectiva mientras saluda a su colega”.
Actualmente las redes sociales –y el internet en general– trabajan con motores de búsqueda y plataformas que organizan y jerarquizan la información a través del historial de búsquedas y las relaciones que un individuo construye con los otros. Para Corredor Cure, esto crea “burbujas informativas”, es decir, espacios virtuales donde interactuamos con personas que poseen un pensamiento afín al nuestro, limitando nuestra visión sobre puntos de vista distintos.
La idea de García Márquez con El Otro consistía en contar historias desde las perspectivas de los otros, en ponerse en los zapatos de los demás, especialmente en aquellos que pensaban de forma diferente al periodista. En los tiempos de las “burbujas informativas”, este ideal de interpelar la otredad se torna cada vez más relevante.
Frente al mundo periodístico de antes y de ahora, donde la opinión se ha convertido en una de las secciones más esenciales para los periódicos, El Otro tenía como máxima la supresión total de los editoriales y las columnas de opinión.
“En momentos de crisis, es mucho más barato hacer opinión que dar buena información, en el contexto de las redes sociales la opinión marca muchísimo la agenda, pero creo que todos apreciaríamos si pudiéramos tener un debate público fundamentado en información verificada, donde los datos han sido comprobados por profesionales” afirmó Corredor Cure sobre las razones que motivaron esta decisión de Gabo.
Aunque el sueño de El Otro no llegó a cumplirse, la preocupación de García Márquez por un periodismo más comprometido con la verdad y la ética jamás terminó. Por ello, en 1994 creó la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, cuya misión consiste en formar e inspirar a los periodistas de Iberoamérica y sus emprendimientos informativos mediante talleres de periodismo. “A través de la Fundación, Gabo quiso impulsar a los periodistas a ser los mejores. Él mismo es el mejor ejemplo: un hombre nacido en un pueblito del Caribe colombiano, sin abolengos, pobre, pero convertido en uno de los mejores escritores del mundo” recordó Corredor Cure.
Ante los sueños, el periodista jamás debe bajar la guardia. Gabo nunca claudicó con el sueño de El Otro y un periodismo de calidad, y aunque no lo concretó pudo seguir hasta conformar la FNPI. Corredor evocó esta frase del escritor colombiano:
“No quiero que se me recuerde por Cien años de soledad, ni por lo del Premio Nobel, sino por el periódico. Nací periodista y hoy me siento más periodista que nunca. Lo llevo en la sangre, me tira. Además quiero que hagamos el mejor diario de América Latina, el mejor informado, el más veraz, el más exacto. Que nunca nos rectifiquen”.
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