La ardua y fatigante labor de García Márquez para terminar Noticia de un secuestro.
Antes de sentarse a escribir Noticia de un secuestro (1996), el libro que más había agotado a Gabriel García Márquez era El otoño del patriarca (1975). Cuando el narrador colombiano pensó en contar la historia de su extravagante dictador, su rutina de trabajo consistía en levantarse muy temprano por la mañana para empezar a escribir desde las ocho y suspender en la tarde, hacia las dos. En ese lapso de tiempo producía una cuartilla, lo suficiente para tener lista una novela al cabo de varios meses. “Un escritor que escriba una cuartilla todos los días sin excepción termina al final de la vida haciendo una obra más larga que la de Balzac”, afirmó en 1996 durante una entrevista concedida al programa Hoy por Hoy de Cadena SER.
Valiéndose de este método, por ejemplo, había escrito Cien años de soledad (1967). Sin embargo, con El otoño del patriarca la ley de la cuartilla diaria se redujo a un párrafo —en mañanas inspiradoras— o a unas pocas líneas por jornada. García Márquez tuvo que sudar la gota gorda para alcanzar el punto final de esta novela. Veinte años después, embarcado ya en el proyecto de Noticia de un secuestro y consciente de esta ardua labor narrativa, el escritor afirmaría: “Cuando uno escribe tiene que enfrentarse al monstruo de la escritura”.
En el proceso de elaboración de Noticia de un secuestro, la batalla con ese monstruo fue lo más parecido a una pelea de boxeo. Esta vez, García Márquez no contaba con la vitalidad de sus cuarenta y ocho años —tenía sesenta y seis cuando se interesó por el secuestro de Maruja Pachón en octubre de 1993—, y estaba sometido al imperio de los hechos, pues su nueva obra no era un producto de su imaginación sino un episodio bastante trágico y complejo de la realidad colombiana. “Noticia de un secuestro es el libro más fatigante que he escrito”, le Gabo al periodista español Iñaki Gabilondo en 1996, poco después de la publicación de la primera edición del reportaje. “Realmente terminé como al final de un match de boxeo, pero estoy muy contento de eso porque tengo la impresión de que los lectores lo están leyendo como si estuvieran del lado del ganador del match”. En mayo de ese mismo año, durante un diálogo con la revista Cambio 16, Gabo enfatizó que la dificultad de este relato obedecía a su naturaleza periodística en donde había que respetar los acontecimientos tal como habían pasado y no ceder al embrujo de las licencias literarias. “Todo libro es difícil”, dijo. “Cien años de soledad lo fue por la enorme carga mítica que llevaba dentro. El otoño del patriarca lo fue también por su enorme carga de ficción histórica y Noticia de un secuestro lo es por su enorme carga de realidad periodística”.
Durante la lucha de García Márquez por conseguir un reportaje riguroso y seductor, dos de los momentos más difíciles fueron la recolección de datos y su organización. Como en 1993 era ya un escritor mundialmente reconocido (once años antes había ganado el Premio Nobel de Literatura), no podía hacer el trabajo de campo que haría cualquier periodista sin que su presencia perturbara el ambiente a su alrededor. “Si me presentaba a buscar datos en algún organismo oficial o privado me lo convertían en noticia”, le comentó el escritor a Cambio 16. De modo que buscó la ayuda de la periodista Luzángela Arteaga, quien le consiguió información valiosa haciéndole creer a todo el mundo que era para un artículo de ella, manteniendo así el anonimato de la verdadera investigación.
Margarita Márquez Caballero, prima hermana del García Márquez, fue su otra ayudante. Esta vez en los asuntos de la organización de los datos obtenidos. Fue ella la que transcribió los testimonios grabados de las personas que Gabo iba entrevistando en el curso de sus pesquisas. Sin embargo, la auténtica contienda, el match de boxeo, no fue tanto el paso del magnetófono al papel sino la forma en que esas historias tendrían lugar en el reportaje. Es decir, la magia con la que el narrador embrujaría a sus lectores. “Lo que me cansó mucho más de este libro fue la propia tensión interna mía del manejo de todo ese material disperso y ponerlo en orden, y no el orden que yo quería, sino en el orden en que pensaba que no se iba a aburrir el lector”, le dijo García Márquez a Iñaki Gabilondo en la mencionada entrevista de Cadena SER. “Todo es cuestión de agarrar al lector y no soltarlo más. Ese era el gran problema: que no se soltara el lector. El ideal sería dejar al final de cada línea un suspenso para obligar al lector a que lea la siguiente línea”.
En Gabriel García Márquez. Una vida, la biografía del escritor colombiano que hizo Gerald Martin, se menciona que Noticia de un secuestro estuvo entre los libros más vendidos en Colombia durante las primeras semanas que siguieron a su publicación. Eso, por supuesto, le agradó a García Márquez. No obstante, le inquietaba que un reportaje que le había costado tanto trabajo y en el que había tenido que desempeñar el rol de un púgil a sus casi setenta años fuera consumido tan rápidamente. “Hay una cosa injusta: yo demoré tres años y hay gente que lee Noticia de un secuestro con tanta pasión que lo lee en una noche” le dijo a Gabilondo. Luego añadió muerto de risa: “Por favor, denle siquiera tres noches. ¡Una noche por cada año de trabajo!”.
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