Florencia en el Amazonas
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Florencia en el Amazonas, una ópera inspirada en Gabriel García Márquez

Entrevista con Marcela Fuentes-Berain, libretista de Florencia en el Amazonas, una ópera basada en la obra del premio Nobel de Literatura colombiano.

Créditos: 
Foto cortesía
Orlando Oliveros Acosta

Son varias las novelas de Gabriel García Márquez que pueden leerse en clave musical, como si cada sílaba fuera una nota. El mismo escritor solía decir que Cien años de soledad podía ser considerado un vallenato de cuatrocientas páginas, El otoño del patriarca un concierto para piano de Béla Bartók y El amor en los tiempos del cólera un bolero sobre amores contrariados. Muchos de sus personajes memorables tocan algún instrumento de cuerda e incluso hay uno, el viejo sabio de Memoria de mis putas tristes, que es crítico de música en un periódico local.

Por eso no fue tan extraño cuando el autor colombiano le propuso a Marcela Fuentes-Berain que escribiera el libreto para una ópera basada en su obra. La propuesta surgió durante un Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar. Marcela, que en ese instante no podía pensar en sopranos, tenores y barítonos mientras sonaban los discos de Alejandro Durán, creyó que aquello era un chiste.

– Pero Gabo –dijo muerta de risa– ¿una ópera?

– Sí, sí, tienes que hacerlo, tú puedes –respondió Gabriel.

Aquel mismo diálogo volvería a repetirse en otros lugares hasta que Marcela aceptara el reto. Lo que parecía una broma terminó convirtiéndose en la primera ópera de habla hispana en presentarse en el Kennedy Center de Washington. Su compositor, el mexicano Daniel Catán, se convirtió en el primer músico latinoamericano en recibir un encargo para montar una obra en castellano por parte de una compañía estadounidense. Pero eso Marcela no lo sabría sino después, cuando ya había puesto el último punto en el libreto de Florencia en el Amazonas. En ese momento, no estaba muy segura de aquel fabuloso experimento.

Hoy puede afirmar con toda seguridad que ha sido un éxito. Desde su estreno en Houston en 1996, Florencia en el Amazonas se ha presentado en los mejores teatros del mundo. La historia de la diva que navega por el río Amazonas buscando a un amor perdido ha sido escenificada en más de treinta ciudades de los Estados Unidos. Florencia Grimaldi, la protagonista, ha viajado tanto de un teatro a otro, del Seattle Opera House al Maryland Opera Studio, que algunos espectadores creen que el personaje también busca a su enamorado entre el público.

Su más reciente presentación será en el Teatro Colón en Bogotá, en funciones que van desde el 24 de octubre al 4 de noviembre. En medio del trajín del elenco y los preparativos para la puesta en escena, Marcela Fuentes-Berain, la apasionada libretista, conversa sobre su ópera.  

 

¿Qué historia cuenta Florencia en el Amazonas?

 

Florencia en el Amazonas cuenta una historia ambientada a principios del siglo XX. Trata de una diva colombiana, muy probablemente nacida en Leticia, llamada Florencia Grimaldi. Ella, que tuvo que dejar su tierra para triunfar en Europa, regresa a Leticia a buscar un amor que dejó en el pasado. Ese hombre se llama Cristóbal Ribeiro Da Silva y es un cazador de mariposas. Florencia Grimaldi nunca lo encuentra, el capitán del barco a vapor en el que ella se transporta le confirma que hace mucho tiempo que no se sabe nada de Cristóbal. En esa travesía a vapor por el río Amazonas se da toda una serie de peripecias cuyo final no quiero arruinar contándolo.

 

¿Cómo fue el proceso de escritura del libreto para esta ópera?

 

Cuando Gabo se enteró que este proyecto estaba encargado al compositor mexicano Daniel Catán, estuvo de acuerdo en que Catán hiciera la música pero pidió que yo hiciera el libreto. Así me lo dijo en un Festival de la Leyenda Vallenata al que fuimos juntos en Valledupar. Yo le decía, muerta de risa, “pero Gabo, ¿una ópera? ¿Cómo voy a escribir una ópera?”. “Sí, sí, tienes que hacerlo, tú puedes”, me respondía. Entonces comenzó un período muy hermoso en el que Gabo me ponía a escuchar óperas y yo tomaba notas para aprender de ese género musical. Creo que la segunda vocación de García Márquez, después de ser un gran escritor, era la de ser un gran conocedor de la música. Como buen melómano, sabía mucho de rock, de música popular y música clásica. Tuvimos unas tardes deliciosas llenas de ópera.

 

Se dice que Florencia en el Amazonas es el realismo mágico hecho ópera. ¿Qué tanto debe su libreto al universo literario de Gabriel García Márquez?

 

Lo primero que hay que entender es que esto es un homenaje musical a Gabo, no una adaptación directa. Cuando Gabriel me pidió que hiciera el libreto, ambos estuvimos de acuerdo en no usar ningún texto de él porque eso hubiera implicado pagar derechos de autor a la agencia Carmen Balcells, y en ese momento la Ópera de Houston no se estaba planteando una adaptación de ese tipo y con ese gasto, sino más bien una ópera libre que estuviera inspirada en Gabo. Entonces yo me rompí la cabeza pensando en todo lo que me encantaba de su literatura. Al final, lo que a mí me pareció más trascendental en su obra fueron las parejas de personajes que se ofrecen distintos tipos de amor, es decir, los amores contrariados, los amores perdidos, los amores difíciles, los amores dormidos… Todo mi libreto está enfocado en esa temática: la diversidad del amor garciamarquiano en el Amazonas.

 

En Cien años de soledad se menciona una “región encantada” que los lectores ubican en el Caribe colombiano. Lo mismo sucede con El amor en los tiempos del cólera, donde el río más importante es el Magdalena. ¿Cómo hizo para adaptar un Amazonas tan distante a García Márquez?

 

En el fondo se trata de la misma exuberancia de la naturaleza. Los diluvios eternos y los ríos descomunales, cuando son tratados como personajes, constituyen elementos de la obra de Gabo, así tengan lugar en el Amazonas. Es un error creer que mi historia está basada en El amor en los tiempos del cólera sólo porque tiene un barco a vapor. Mi historia tiene que ver con el concepto del amor y eso está en toda la literatura de García Márquez, profundizado con mi propia visión, claro, porque lo que he intentado es seguir las huellas de mi maestro, no copiarlo.

 

El tema del viaje y las transformaciones que produce en las personas también es muy propio de García Márquez…

 

En Florencia en el Amazonas el viaje interior de los personajes se funde con ese gran viaje que supone atravesar el Amazonas. Se trata de entender qué es lo que significa el Amazonas para cada persona pero también de descubrir cuál es el viaje que esas mismas personas llevan adentro. Uno puede tener maletas o no, pero cuando viajas lo único seguro es que viajas contigo mismo, cargando con tus propios problemas, tus limitaciones, tus capacidades, tus virtudes… cuando una persona cambia, ese cambio es algo que va más allá de la geografía.

 

¿Tuvo tiempo Gabo para asistir a alguna función de Florencia en el Amazonas?

 

Él nunca pudo asistir a esta ópera porque para la época en que se estrenó se encontraba luchando contra el cáncer. Años después fue presentada en el Palacio de Bellas Artes de México, pero sólo con la música y el canto, de manera que no me pareció muy atractivo invitarlo si no iba a haber puesta en escena.

 

De lo que ocurre en el libreto, ¿hay una escena que le guste en especial?

 

Sí la hay. En la ópera los solos son maravillosos, pero a mí me fascina un cuarteto en donde los personajes están jugando a las cartas. Ahí escuchamos que a la pareja enamorada le parece bien todo lo que juega su compañero, mientras que la pareja mal avenida piensa que cada carta que arroja su compañero es aberrante, aburrida, fastidiosa. En esa escena se aprecia fácilmente el paso del amor apasionado al amor desgastado, ese que se va a apagando de tanto haber sido usado.

 

El vallenato fue una influencia decisiva en la obra de García Márquez, ¿cree que en óperas futuras que se inspiren en Gabo se pueda introducir el sonido de un acordeón vallenata?

 

Sería buenísimo ¿no? Lo que pasa es que la ópera se considera un género musical muy antiguo con reglas que parecen una camisa de fuerza. Eso no es cierto. En la ópera se debe innovar, si no se corre el riesgo de perder nuestro público. Hay que atraer a los jóvenes, no quedarnos en un arte de viejos. Eso en Estados Unidos lo saben muy bien y varias óperas allá son novedosas. La ópera, como el cine y el teatro, se tiene que reinventar.

 

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