Todos los días circulan millones de imágenes adulteradas en los servicios de mensajería y las redes sociales. ¿Cómo evitar que te engañen?
Hay mentiras fáciles de destapar, y con esas no hay problema. El asunto es con aquellos bulos que podrían ser verdad, o que quisiéramos que fueran verdad. Con esas imágenes que muestran algo que está a cinco centímetros de ser cierto, pero que no lo es.
Con la abundancia de herramientas que permiten retocar o modificar imágenes digitalmente, estas falsedades verosímiles son muy fáciles de hacer y compartir. Por eso mismo, son quizá las herramientas predilectas para la manipulación y desinformación.
Afortunadamente, también hay herramientas que permiten detectar si una fotografía fue manipulada digitalmente o sacada de contexto. Para que tengas dónde acudir la próxima vez que alguien quiera hacerte ‘comer cuento’, aquí va una selección.
Muchas veces se publican imágenes fuera de contexto para ilustrar eventos que no sucedieron así. Es usual, por ejemplo, tomar una foto de alguna manifestación violenta para ‘denunciar’ desmanes en otra, que en realidad no ocurrieron.
El proceso de buscar una foto en la web y saber si había sido publicada antes se llama ‘búsqueda inversa’. Esa es la forma más fácil de descubrir si una imagen fue usada de forma engañosa.
Hay varias herramientas que permiten hacer esto. La más completa quizás es RevEye, que funciona como una extensión para los navegadores Chrome y Firefox y busca en varios bancos de imágenes de la web. Google Imágenes también tiene una función similar.
Un buen primer indicio para saber si una foto fue descontextualizada es la ausencia de detalles específicos. Una imagen general, que muestre un espacio amplio, siempre va a ser más fácil de sacar de contexto que otra en la que aparezcan rostros específicos o detalles. Si quieres saber qué lugares deberían estar en la foto, puedes acudir a mapas digitales como los de Google.
Cada vez que tomas una foto, la cámara almacena un montón de información: desde la velocidad de obturación y la apertura del diafragma, hasta la ubicación en la que la imagen fue tomada. Estos metadatos —datos sobre los datos— se almacenan en un formato llamado EXIF, sigla en inglés de ‘formato intercambiable de archivos de imagen’. Y tú puedes usarlos para obtener pistas sobre un imagen manipulada.
Ante la duda, abstente (de compartir)
Si subes el archivo a Exifdata.com, podrás ver toda la información relacionada con él. De esa manera, podrás saber si la imagen viene original de la cámara o si ha sido copiada varias veces, cuándo se tomó, si tiene información de geolocalización o si fue tomada con flash, lo que podría explicar algunos detalles de luz que podrían revelar que la imagen fue modificada.
El problema es que, entre más veces haya sido copiada y replicada una foto, lo más probable es que la información EXIF se vaya perdiendo.
Lamentablemente, no hay una fórmula infalible para saber si una foto es falsa. Verificarla es un ejercicio que requiere paciencia y habilidad, pues la información necesaria para hacerlo cambia de caso a caso.
A veces existe un registro ‘oficial’ que puede confirmar lo que se ve en la imagen: si hay una celebridad haciendo algo raro, seguro que aparece en sus redes sociales. Otras veces, las condiciones del entorno pueden dar pistas, de manera similar a como funciona con los videos. Si verificas el clima, o la geografía del lugar en el que supuestamente ocurrió lo que se ve, podrás saber si la foto está modificada o no.
La organización First Draft, de la Universidad de Harvard, creó una guía de cinco preguntas para confirmar imágenes orientada a periodistas y verificadores de datos profesionales, y supone que el reportero debe confirmar la foto contactándose con la persona que la tomó. Aquí está si la quieren consultar completa, pero a continuación va una versión simplificada:
Finalmente, hay que recordar un viejo refrán: ante la duda, abstente (de compartir).
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