Diez frases del escritor colombiano sobre el amor en su vida y su obra.
El amor es el tema más importante que existe en la historia de la humanidad. Algunos dicen que es la muerte. No creo, porque todo está relacionado con el amor. No hay una historia mía que no tenga un poco de amor, si se lee con cierto cuidado.
Conservo el amor: es el motor de mis libros, mi único argumento, mi ideología exclusiva. Creo que el amor es el único discurso en mis libros.
El amor es el más terrible, el más maravilloso de todos los demonios.
Todo es amor, lo que pasa es que la gente a veces tiene la desgracia de no lograr identificarlo.
No hay que tenerle miedo al melodrama. El amor es una realidad: tú ves a la gente que sufre, que está mal, que se jode por amor. Todos los temas son difíciles, el problema está en escribirlos bien.
En una novela moderna no basta con decir que los personajes están enamorados. El lector tiene que darse cuenta de que están locamente enamorados como si se le dijera.
¿Qué más podemos hacer sino vivir y luchar juntos, aunque sea como perros y gatos? Es el sueño de Bolívar, más actual que nunca: la integración del continente. Para seguir peleando juntos contra la muerte en las trincheras de la felicidad, luchando por ser nosotros mismos, por más paz para siempre, por más tiempo y mejor salud, más comida caliente, más rumbas sabrosas, más de todo lo bueno para todos. En una palabra: más amor.
Estar enamorado es como tener dos almas. Y eso es maravilloso.
Para el porvenir del mundo pediría mayor comprensión y acaso más ternura. Como dijo Ernesto ‘Che’ Guevara: ‘endurecerse pero jamás perder la ternura’. Al futuro hay que pedirle más amor, más humanidad.
Creo que el amor es en todo el tiempo. El problema del amor imposible en los viejos es social, es cultural completamente, porque se considera una vergüenza que a cierta edad se tengan amores. Pero no te imaginas la cantidad de cartas de viejos amantes tardíos que he recibido después de El amor en los tiempos del cólera. Las coleccionamos. ‘Pero ésa es la historia de mi vida’, me dicen, la cuentan y es exactamente la misma historia. Sucede como sucedía con los homosexuales. Ahora parece que hubiera más homosexuales que antes. Siempre los ha habido, pero ahora la sanción social, la persecución, es menor. Ganaron un territorio, conquistaron ese territorio y ahora parece que hubiera muchos, pero siempre los ha habido. Y siempre ha habido amores de viejos, pero era una vergüenza que un viejo los tuviera. No, señor. ¡Viva el amor!
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