La producción discográfica que Rubén Blades compuso inspirándose en la narrativa del escritor colombiano.
Cuenta Roberto Pombo, hoy director del periódico El Tiempo, que alguna vez Gabriel García Márquez lo cuestionó por llevar un libro de periodismo en el regazo. “¿Y eso para qué es?”, le preguntó el escritor colombiano. “Para aprender”, respondió Pombo. Entonces Gabo le dijo: “Bota eso, si quieres aprender periodismo mejor escucha las canciones de Rubén Blades”.
La anécdota, que jamás fue confirmada o desmentida por García Márquez, señala la admiración que el autor de Cien años de soledad sentía por el talento narrativo del cantautor panameño. Una admiración que se hizo pública el 1 de diciembre de 1982, en una columna escrita para El País de España, cuando Gabo confesó que nada le hubiera gustado más en este mundo que “haber podido escribir la historia hermosa y terrible de Pedro Navajas”.
Por aquellos mismos años, el escritor y el cantante mantenían una relación amistosa, rica en elogios recíprocos. Era cuestión de tiempo para que ambos artistas pensaran llevar a cabo un proyecto que tuviera algo de los dos. Fue así como en 1987, después de haber participado en once producciones discográficas, Rubén Blades y Seis del Solar lanzaron al mercado Agua de luna, un álbum experimental completamente inspirado en la narrativa del escritor colombiano.
Siete de las ocho canciones que integran Agua de luna parten de un cuento específico de Gabo. Otra, la que le da el nombre al álbum, se considera una lectura personal que hace Blades sobre la literatura garciamarqueana. Todas fueron escritas exclusivamente por el panameño. En el Centro Gabo hemos compilado estos temas para ti:
La primera canción del álbum. Se inspiró en el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, cuento publicado en 1955 por la revista Mito.
Está inspirada en el cuento “Amargura para tres sonámbulos”, publicado por primera vez el 13 de noviembre de 1949 en el periódico El Espectador, época en la que ya se advierte la profunda influencia faulkneriana en la narrativa de García Márquez.
Se basó en “Blacamán el bueno, vendedor de milagros”, un cuento publicado en 1968 en la Revista de la Universidad de México y posteriormente incluido en el libro de relatos La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972). En el Centro Gabo hemos hecho un recuento de los prodigios e inventos que ocurren en la historia de Blacamán.
Se inspiró en un cuento con el mismo título, publicado el 18 de junio de 1950 por el periódico El Espectador.
Esta canción partió de varias escenas de “El mar del tiempo perdido”, cuento publicado por primera vez en 1962 por la Revista Mexicana de Literatura y posteriormente incluido en el libro de relatos La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972).
La composición toma el nombre de un personaje del cuento “Muerte constante más allá del amor”, que narra el romance entre Onésimo Sánchez, un político corrupto con una enfermedad terminal, y Laura Farina, la hija de un prófugo de una cárcel de Cayena.
Está inspirada en “La mujer que llegaba a las seis”, un relato con una técnica influida por la narrativa de Ernest Hemingway que fue publicado el 30 de marzo de 1952 por el Magazín Dominical del periódico El Espectador.
De las canciones del álbum, ésta es la más críptica en cuanto a una fuente directa, pero se interpreta como la conclusión personal de la lectura que hace Rubén Blades a los cuentos de García Márquez.
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