7 chistes de García Márquez para lectores que están locos

Redacción Centro Gabo

Jue, 04/02/2020 - 22:36

Entre enero de 1950 y diciembre de 1952 Gabriel García Márquez escribió una columna diaria en el periódico barranquillero El Heraldo. La apodó “La Jirafa” y solía firmarla bajo el seudónimo de “Septimus”, el mismo nombre de un personaje de Virginia Woolf en La señora Dalloway. Era un espacio más literario que periodístico donde el escritor colombiano se explayaba sobre cualquier tema en el que se sintiera inspirado, de modo que sus lectores cotidianos podían encontrar, por ejemplo, un ensayo sobre el paraguas los jueves y una elegía sobre una mujer suicida los viernes.

En una de esas “jirafas”, el viernes 8 de septiembre de 1950, García Márquez publicó varios chistes. “Disparatorio” tituló a aquella columna cuyo contenido era expresamente eso: una enumeración de situaciones disparatadas y absurdas que podían causar tanta risa como desconcierto.

En el Centro Gabo compartimos contigo algunos de estos chistes extravagantes. Te retamos a desentrañarles su gracia sin perder la cordura.

Misterios al revés

Misterios al revés

A alguien se le ocurrió leer una novela de policía al revés, de la última página a la primera, y averiguó quién fue el asesino que descubrió a la víctima que había asesinado a un detective.

Las vacas en el gallinero

Las vacas en el gallinero

Llega uno a un restaurante y dice: “Sírvame un buey”. Y el mozo le pregunta: “¿Guisado o en picadillo?”. Y uno le responde: “Quiero un buey entero”. Entonces el mozo, haciendo una reverencia, explica: “Es imposible, las vacas no han puesto todavía. ¿O es que quiere que las obligue a cacarear antes de tiempo?”.

El amigo muerto

El amigo muerto

De pronto se encuentra uno con el amigo que no veía hace mucho tiempo.  “¿No te alegras de verme?”, se le pregunta. “No –responde–. Alguien me dijo que habías muerto y ya me había acostumbrado a no alegrarme cuando te viera”.

El problema de los asientos de bus

El problema de los asientos de bus

Mientras en innumerables lugares del mundo hay infinidad de personas atropellándose por coger un puesto en un bus, usted toma el primero que pasa y descubre que está totalmente desocupado. Y piensa: “En el mundo debe haber tantos asientos en los buses cuantas personas están necesitando uno”. Usted se sienta en un sitio cualquiera, al azar, y tiene la sensación de que el puesto que a usted le correspondía en esa repartición universal, está precisamente en el bus que pasa al lado del que usted ha tomado y en sentido contrario.

Chistecito borgiano

Chistecito borgiano

Usted camina tranquilamente por la calle, cuando, a la vuelta de una esquina, se siente inmortal, vivo para siempre. Tal vez la persona que estaba soñando con usted se ha quedado muerta antes de despertar y lo ha dejado a usted sin nadie que lo sueñe; incondicionalmente vivo.

Cosas de los viajeros temporales

Cosas de los viajeros temporales

Un día salí a hacer una diligencia urgente. Ya en la calle alguien me dijo: “¿A qué tanta prisa?” Volví a mirar y era yo mismo que ya venía de regreso.

Un chiste para soñadores y sonámbulos

Un chiste para soñadores y sonámbulos

Un día se levanta uno fatigado, después de haber dormido durante veinte horas consecutivas y se vuelve a dormir. Cuando despierta, son las doce de la noche del tercer día. “Tráigame el desayuno”, dice uno, en el preciso instante en que suena el despertador y, sonámbulo, se estira a silenciarlo, porque la muchacha ha servido las horas sin mantequilla.

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