Foto archivo Gabriel García Márquez, Harry Ransom Center
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15 reflexiones de Gabriel García Márquez sobre el poder

Quince reflexiones del escritor colombiano en torno a la naturaleza del poder y sus consecuencias en la condición humana.

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Foto archivo Gabriel García Márquez, Harry Ransom Center
Redacción Centro Gabo

Una de las obsesiones que más predominan en la vida y obra de Gabriel García Márquez es el misterio del poder. El escritor colombiano siempre sintió una fascinación especial por las formas como la autoridad y la soberanía sin límites transformaban irreparablemente a quien las ejercía. El poder, decía Gabo, es la expresión más alta de la ambición y la voluntad humana que muchas veces funciona como un sustituto del amor y que conduce, en la mayoría de los casos, a una profunda soledad.

Muchos de los personajes de García Márquez cumplen con esta fórmula del poderoso solitario e incapaz de amar. El alcalde de La mala hora, la Mamá Grande o la abuela desalmada de la cándida Eréndira son ejemplos de ello. También lo es el coronel Aureliano Buendía de Cien años de soledad, que en los tiempos más álgidos de la guerra tenía un círculo de tiza a su alrededor en el que estaba restringido el acceso a la gente y desde el cual impartía todas sus órdenes.

Fue el dictador de El otoño del patriarca, sin embargo, a quien Gabo le dedicó todos sus esfuerzos literarios por desentrañar los efectos del poder en la condición humana. A esta novela sobre el déspota del Caribe, su autor la definió como un largo poema en torno a la soledad del poder.

Desde el Centro Gabo compartimos contigo quince reflexiones del escritor colombiano sobre la naturaleza del poder y sus consecuencias en la vida de quien lo detenta:   

 

1. El poder es solitario

 

No hay soledad comparable a la soledad del poder.

 

“«Primero soy un hombre político»: Gabriel García Márquez”.

Excelsior, abril de 1971.

 

2. El poder y la condición humana

 

Siempre he creído que el poder absoluto es la realización más alta y más compleja del ser humano, y que por eso resume a la vez toda su grandeza y toda su miseria. Lord Acton ha dicho que ‘el poder corrompe y el poder absoluto corrompe de modo absoluto’. Este es por fuerza un tema apasionante para un escritor.

 

El olor de la guayaba. 1982.

 

3. Poderoso sí, pero sin amor

 

Un hombre en el poder es necesariamente un hombre bien impotente para amar. No hablo de la impotencia sexual, sino de la impotencia para amar, juro que por eso se habla siempre de las diez o las veinte mujeres que tienen los presidentes o los dictadores, pero jamás se habla de la mujer del presidente o de los dictadores.

 

“«Primero soy un hombre político»: Gabriel García Márquez”.

Excelsior, abril de 1971.

 

4. Un sustituto del amor

 

Creo que fue Kissinger quien dijo que el poder es afrodisíaco. La historia demuestra, en todo caso, que los poderosos viven como atribulados por una especie de frenesí sexual. Yo diría que mi idea en El otoño del patriarca es más compleja: el poder es un sustituto del amor.

 

El olor de la guayaba. 1982.

 

5. El escritor y los poderosos…

 

La soledad del poder se parece mucho a la soledad del escritor.

 

“El viaje a la semilla: entrevista a Gabriel García Márquez”.

El Manifiesto, octubre de 1977.

 

6. La influencia literaria del poder

 

Siento una gran fascinación por el poder, y no es una fascinación secreta. Al contrario: creo que es evidente en muchos de mis personajes, hasta en Úrsula Iguarán, que es tal vez donde menos la han notado los críticos, y es por supuesto la razón de ser de El otoño del patriarca. El poder es, sin duda, la expresión más alta de la ambición y la voluntad humana, y no me explico cómo hay escritores que no se dejan inquietar por algo que afecta y a veces determina la realidad en que viven.

 

El olor de la guayaba. 1982.

 

7. La soledad del dictador latinoamericano

 

Para expresar la soledad del poder no hay arquetipo mejor que el del dictador latinoamericano que es el gran monstruo mitológico de nuestra historia.

 

“La novela en América Latina”.

Universidad Nacional de Ingeniería, septiembre de 1967.

 

8. El poder y la fama

 

La estrategia para conservar el poder, como para defenderse de la fama, terminan por parecerse. Esto es en parte la causa de la soledad en ambos casos. Pero hay más: la incomunicación del poder y la incomunicación de la fama agravan el problema. Es, en última instancia, un problema de información que termina por aislar a ambos de la realidad evasiva y cambiante. La gran pregunta en el poder y en la fama, sería entonces la misma: «¿A quién creerle?». La cual, llevada a sus extremos delirantes, tendría que conducir a la pregunta final: «¿Quién carajo soy yo?».

 

El olor de la guayaba. 1982.

 

9. La ilusión de la jerarquía

 

Estoy seguro de que es imposible ejercer el poder desde la parte más alta de la pirámide, porque las órdenes se transforman al descender por la pendiente y llegan al final convertidas en otras órdenes.

 

“«Primero soy un hombre político»: Gabriel García Márquez”.

Excelsior, abril de 1971.

 

10. Poder político vs poder moral

 

En Colombia disfruto de un poder más grande que el de cualquier presidente: la autoridad moral.

 

“Gabo para norteamericanos”.

The Los Angeles Times Magazine, septiembre de 1990.

 

11. El poder en una isla

 

Cuanto más poder se tiene, tanto más difícil es saber quién le está mintiendo y quién no. Cuando alguien alcanza el poder absoluto ya no tiene contacto con la realidad, y esa es la peor clase de soledad que existe. Una persona muy poderosa, un dictador, está rodeado de intereses y personas cuyo propósito último es aislarlo de la realidad; todo se conjuga para aislarlo.

 

“Gabriel García Márquez”. The Paris Review, 1981.

 

12. El otoño del patriarca y sus hermanos

 

El otoño del patriarcaes una reflexión sobre el poder que existe en América Latina, un acercamiento al problema del poder visto desde ciertos ángulos que permiten la literatura y la ficción, tratando de comprender su funcionamiento y sus perspectivas históricas. Este es un problema de mucha vigencia en nuestro continente, no es un azar que las mismas preocupaciones se encuentren en otros escritores como Augusto Roa Bastos o Alejo Carpentier, con libros que aparecen prácticamente al mismo tiempo junto al mío, como Yo, el supremo y El recurso del método. Esto prueba que el problema es más importante que lo que les ha parecido a los críticos.

 

“Poco café y mucha política”. Cuadernos para el diálogo, 1978.

 

13. De lo personal a lo colectivo

 

Si el poder individual no funciona, no quedará otra opción que la contraria: el poder colectivo real.

 

“García Márquez. La imaginación al poder en Macondo”.

Triunfo, abril de 1975.

 

14. El poder de las mujeres

 

Realmente el poder de las mujeres es el que mueve al mundo.

 

“El barco donde estaba el paraíso”. Nexos, diciembre de 1993.

 

15. El poder para hacer amigos

 

Me gusta el poder, pero el que tengo. El de ser complacido por mis amigos.

 

“Entrevista radial a Gabriel García Márquez”.

Caracol Radio, mayo de 1991.

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