Una docena de jóvenes que cursó el taller de Centro Gabo en el populoso barrio de Cartagena de Indias continúan su recorrido por el periodismo de la mano de un colectivo de comunicaciones que ya tiene ‘padrino’.
Fueron llegando porque un amigo les dijo, porque un amigo mencionó algo, porque un amigo los invitó. Así que eso es lo primero: esto es una red de amigos.
Maicol Casarrubia veía que las personas lo mencionaban y que iban a un lugar, en cierta especie de cofradía, a aprender algo. “Y como soy bastante intenso en varios aspectos, le dije a un amigo que me llevara, que yo quería conocer”. A Marcos Rodríguez lo invitó su mejor amiga, Dayelitza Jiménez, quien ya tenía dos años en el proceso. Así fue como ambos, Maicol y Marcos, llegaron a Cronicando, el primer taller de periodismo de la Fundación Gabo y el Centro Gabo para niños y jóvenes. Ambos, Maicol y Marcos, fueron alumnos dedicados de este proyecto, que tuvo su inicio en Nelson Mandela, barrio ubicado en la periferia de Cartagena de Indias (Colombia).
Como alumnos dedicados, han permanecido en el proyecto a lo largo de las cuatro ediciones de Cronicando, un proceso que comenzaron mientras estudiaban en la Institución Educativa Bertha Suttner y que continúan incluso ahora, ya graduados, mientras estudian Derecho -ambos, Maicol y Marcos- en la Fundación Universitaria Colombo Internacional.
“Mis intenciones al principio no eran quedarme, sino ver cómo trabajaban en Cronicando. Cuando yo entré me terminé quedando porque me gustaba la forma en que los profesores enseñaban, la forma en la que los profesores hablaban, y me quedaron gustando los temas relacionados con el periodismo”, explica Maicol, quien no tenía ni la menor noción de cómo es el trabajo en un medio de comunicación, o qué preguntas hacer en una entrevista.
Marcos se imaginaba todo ese mundo del periodismo como algo que “debía ser algo complejo, por su medio de organización y su deber de estar al tanto de todo lo que sucede en una ciudad o país”. Superada esta idea lejana, aprendió a utilizar y canalizar sus conocimientos en fotografía, nuevas tecnologías y edición. “Mis planes giraban en torno a la tecnología, y de una manera u otra me conecté con esa parte en Cronicando”, comenta.
Marcos y Maicol no deben saberlo, pero lo que vivieron en ese proceso, en esos talleres, es todo un hito en la historia de la Fundación y Centro Gabo. Su historia es la de la primera generación de jóvenes reporteros de Cronicando que, bajo la batuta del maestro argentino Marcelo Franco y del colombiano David Lara, descubrieron los géneros periodísticos, los formatos narrativos y la autogestión de medios. Todo eso, luego de 56 horas de entrenamiento y trabajo, en el que ellos mismos, como estudiantes, crearon un periódico que redactaron y editaron. Al periódico le siguió un magazín radial -el producto culmen de la edición posterior-, la ‘graduación’ de un proceso que los llevó, después, a entrevistar a personalidades en su primer evento masivo: el Hay Festival 2019. Y luego, algo más: la exposición de fotorreportajes ‘Raíces y cultura de mi barrio’, que retrató la cotidianidad de Nelson Mandela.
Un largo camino recorrido que apenas abrió la senda para lo que viene.
Con los conocimientos periodísticos adquiridos, con los nuevos planes que empezaron a pensarse -porque, una vez en Cronicando, el deseo de ser periodista nació-, graduados y con una beca en el bolsillo para estudiar Derecho gracias al puntaje en las pruebas ICFES, el ‘bichito’ de la comunicación se quedó en ellos haciendo lo suyo.
Maicol y Marcos, junto a Dayelitza -la mejor amiga de Marcos- y Juan Camilo Gaviria, todos residentes en el barrio Nelson Mandela, se decidieron a crear un colectivo de comunicaciones que brinda a terceros servicios publicitarios, fotográficos, de grabación y edición de video, y lo ofertan a través de un canal de YouTube y una página en Facebook en los que también dan “a conocer esas noticias que no nos cuentan en realidad”, como explica Marcos.
Revolución Cartagena -como se llama su apuesta- nació el pasado mes de junio, y esperan que sea el primero de los pasos de un proyecto a largo plazo que se trazaron incluso antes de estudiar Derecho. “Mis proyectos ahora son terminar mi carrera de Derecho, empezar a estudiar Comunicación Social y posteriormente estudiar Producción Multimedia”, sueña en voz alta Maicol. Marcos coincide: “Quiero expandir mi proyecto en las redes sociales e iniciarme en el Marketing Digital con unos cursos”.
Así como Cronicando llegó para sacudir la realidad de estos chicos, que en su barrio contaban con oportunidades limitadas debido las condiciones sociales y el acceso a la educación, la Fundación TenarisTuboCaribe -que también apoyó Cronicando- vuelve, en alianza con Centro Gabo, a hacer posible los sueños de Maicol y Marcos y 10 chicos más del proyecto inicial en Nelson Mandela.
Desde comienzos de julio, y durante los próximos dos meses, los integrantes de este colectivo de comunicaciones recibirán formación para producir contenidos especiales y digitales en el canal que recién estrenan. Durante estos 60 días, aprenderán teoría en comunicación para el desarrollo social, recibirán cursos y talleres de creación de contenido digital y verificación de información y sobre diseño y formulación de proyectos en sesiones semanales híbridas, tanto digitales como presenciales.
“Buscamos trabajar con jóvenes que tengan voz, que cuenten sus historias, como resultado del proceso de Cronicando en Nelson Mandela, y así consolidar nuestro crecimiento en el trabajo territorial en Cartagena gracias a la Fundación TenarisTuboCaribe”, explica Iván Cárdenas, director de Educación y Ciudadanía de la Fundación Gabo.
El próximo capítulo de esta historia seguramente lo escribirán Maicol y Marcos, y diez chicos más de Nelson Mandela.
Cronicando, el primer taller del Centro Gabo de la Fundación Gabo, realizado en alianza con la Fundación TenarisTuboCaribe, se inició en 2016 con un primer grupo de 35 niños y jóvenes del barrio Nelson Mandela de Cartagena. Más de 150 niños se han visto beneficiados por el programa, que ha tenido cuatro ediciones en total. En las dos primeras ediciones de Cronicando el énfasis estuvo en el periodismo escrito; entre los productos periodísticos realizados por los jóvenes reporteros se destaca un periódico mural y la realización del periódico Voces del Barrio, en el que los participantes contaron historias de su comunidad, investigadas y escritas por ellos mismos. En total se distribuyeron 2.000 ejemplares en diferentes sectores del barrio beneficiado. En la tercera edición, los participantes trabajaron en torno al periodismo radial y produjeron una serie de reportajes radiofónicos en los que pusieron en práctica aspectos del periodismo como la investigación, el manejo de las fuentes, la narrativa y la ética periodística. En la cuarta edición, los participantes crearon fotorreportajes sobre la cotidianidad de su barrio, que fueron expuestos en una exhibición colectiva.
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