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Lectura

La cuarta revolución industrial transforma todo

La internet de las cosas, la nube, el análisis de big data, la inteligencia artificial y el blockchain conforman los pilares de la cuarta revolución industrial
Créditos: 
Pixabay
Daniel Torrealba
Uno de los temas imprescindibles en la actualidad es la cuarta revolución industrial (4RI) o industria 4.0, a partir del libro del año 2016, The Fourth Industrial Revolution, de Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial (FEM). 
 
En el libro, Schwab toma en cuenta investigaciones previas y propone varias revoluciones industriales, como lo señala en su blog el comunicólogo Carlos Scolari:
 
  • Primera revolución industrial: abarca desde 1760 a 1840 y fue disparada por la máquina a vapor y la producción mecánica.
  • Segunda revolución industrial: comienza a finales del siglo XIX y se extiende hasta mediados del siglo XX. Si la primera revolución industrial respiraba el vapor de las locomotoras, la segunda latía al calor de las bombillas eléctricas.
  • Tercera revolución industrial: comienza en la posguerra y está marcada por el desarrollo acelerado de la tecnología digital, un proceso que parte de los primeros transistores y microprocesadores, el pasaje de la computación mainframe (en la década de 1960) a la personal (los 80) y la explosión de las redes digitales (los 90).

 

Según Schwab, la cuarta revolución industrial tiene características diferentes a las anteriores: más que un nuevo estrato tecnológico generado por alguna nueva forma de energía o de transferencia de información, la era en la que estamos entrando se caracteriza por una “fusión entre tecnologías y su interacción a través del dominio físico, digital y biológico”. La 4RI comienza cuando lo digital se cruza con la nanotecnología, la genética dialoga con la computación cuántica y el Big Data, y la inteligencia artificial (IA) se mezcla con la internet de las cosas (idC) o las fuentes renovables de energía.

Sin embargo, como lo reseña Scolari, Schwab considera que no existe una infraestructura política o de liderazgo a escala global capaz de procesar lo que se viene ni mucho menos de gestionarlo; también apunta a la falta de una narrativa que permita visualizar los desafíos y oportunidades que se perfilan al horizonte.

 

Diferencias de la 4RI respecto a las anteriores

Esta revolución tiene al menos tres diferencias respecto a las anteriores, según un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 

  • La primera diferencia es la velocidad. Las revoluciones industriales anteriores sucedieron a lo largo de varias décadas, pero la cuarta se está desarrollando a gran velocidad.
  • La segunda es que la 4RI está impulsada por una amplia gama de nuevos avances no solo en el ámbito digital (tales como la IA) sino también en el ámbito físico (nuevos materiales) y en el ámbito biológico (bioingeniería). Las nuevas tecnologías y la interacción entre ellas ofrecerán nuevas formas de crear y consumir, transformarán la manera en que se prestan y se accede a los servicios públicos, a la vez que habilitarán nuevas formas para comunicarse y gobernar.
  • La tercera diferencia es que esta revolución no se limita a la innovación de un producto o servicio, sino que se trata de innovar sistemas enteros.

 

La 4RI, según el FEM

 

Urge dar forma a la 4RI

“Es muy gratificante ver que, desde la publicación de mi libro de 2016, (…) hemos comenzado a cambiar la forma en que hablamos sobre la tecnología y su impacto en el mundo”, sostiene el presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial. Sin embargo, “el desafío es que no disponemos de una década para cambiar lentamente la mentalidad antes de actuar sobre los retos de la cuarta revolución industrial”.

La velocidad, la escala y el alcance del cambio, junto con el hecho de que los empresarios, las empresas y los legisladores ya están creando reglas, normas, técnicas e infraestructura en torno a las nuevas tecnologías, significa que en diez años será demasiado tarde.

“Nuestra comprensión de las revoluciones industriales anteriores es que, si bien crean una enorme riqueza y oportunidad, también crean un daño significativo: muchas personas se pierden por completo sus beneficios, y son las poblaciones con menos voz o poder las que experimentan las consecuencias más negativas”, aclara Schwab en el portal del FEM.  

Por lo tanto, no es bueno dejar la evolución de nuestro futuro tecnológico al azar, o confiar en que las fuerzas del mercado crearán el futuro que queremos. Por el contrario, necesitamos hablar, pensar y actuar hoy.

 

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