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La cultura en 15 reflexiones de Gabriel García Márquez

Quince análisis del escritor colombiano sobre la noción de cultura, sus problemas y características en la literatura, la sociedad occidental y América Latina.

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Redacción Centro Gabo

Para el escritor Gabriel García Márquez la cultura siempre fue lo más importante, puesto que en ella están las bases de la literatura, el fundamento antropológico de todas las sociedades y las claves para la liberación ideológica del continente latinoamericano en la búsqueda de su propia identidad.

Algunas consideraciones de Gabo sobre la cultura causaron polémicas y fueron bastante adelantadas para su tiempo. Él pensaba, por ejemplo, que el Caribe no debía ser visto como una geografía sino como un área cultural que trascendiera los límites cartográficos. Así mismo, creía que América Latina, pese a su diversidad étnica y la pluralidad de sus naciones, era un continente que poseía una cultura compacta que iba más allá del nacionalismo particular. “He dejado de sentir y de pensar como «colombiano», me siento un latinoamericano”, afirmó en 1978 a la revista Cuadernos para el diálogo, a propósito de esta convicción.

Compartimos contigo quince de estas reflexiones del Premio Nobel de Literatura colombiano en torno a la cultura y sus retos:

 

1. La cultura es todo

 

Se cree que la cultura son solo las bellas artes. No. La cultura es eso, pero es también la cocina, la moda, la educación, la ciencia, las religiones, el folclor, el medio ambiente, el modo de amar, en fin, todo lo que el ser humano agrega o quita para mejorar o perjudicar a la naturaleza.

 

“Gabo: no al ministerio de la Cultura”.

El Tiempo, julio de 1994.

 

2. La cultura popular, una cultura de verdad

 

Toda cultura de verdad es popular: nace y crece de la periferia hacia el centro y de abajo hacia arriba.

 

“Gabo: no al ministerio de la Cultura”.

El Tiempo, julio de 1994.

 

3. La amplitud de la cultura

 

Para la Unesco, la cultura es lo que el hombre agrega a la naturaleza. Todo lo que es producto del ser humano. Para mí, la cultura es el aprovechamiento social de la inteligencia humana. En el fondo, todos sabemos qué abarca el término cultura, pero no podemos expresarlo en dos palabras. Creo que fue Jack Lang, el exministro de Cultura francés, al recapacitar sobre el sentido de esa palabra, quien dijo que la cultura es todo: la cocina, el modo de hacer el amor, de vivir, y las artes dentro de todo eso. La cultura es todo y todo tiene un condicionamiento cultural. Pero hay que tener cuidado: cuanto más ampliemos ese concepto, más arduo será saber de qué manera hay que proteger la cultura.

 

“Gabriel García Márquez: el oficio de escritor”.

Correo de la Unesco, febrero de 1996.

 

4. Por una cultura de paz

 

Lo único que puede salvarnos de la barbarie es una cultura de paz.

 

El cataclismo de Damocles, agosto de 1986.

 

5. Hacia una cultura desacralizada

 

Todavía quedan demasiados rastros de cuando la cultura era un patrimonio oculto de aristócratas y hechiceros. Se nota hasta en la atmósfera de panteón de las librerías, donde nadie habla en voz alta, ni pisa fuerte, y donde no se atreve a entrar nadie que no sea un iniciado. Otra sería la suerte de la humanidad si todo el mundo supiera que El Quijote o Gargantúa, por ejemplo, no son esos aparatos sagrados de que hablan los pontífices, sino que son dos libracos muy divertidos con los que todo el mundo puede morirse de risa sin necesidad de saber latín.

 

“Entrevista con Gabriel García Márquez”.

Libre, mayo de 1972.

 

6. Una cultura latinoamericana

 

En América Latina nosotros tenemos diversos elementos que pertenecen a muchas culturas que se han mezclado y esparcido por todo el continente. Es esto lo que da la riqueza y las posibilidades a la cultura en Latinoamérica. Por eso yo no creo que exista una cultura que se le pudiera llamar «colombiana» o «mexicana». Yo he dejado de sentir y de pensar como «colombiano», me siento un latinoamericano, y en ese sentido me siento orgulloso de ser latinoamericano.

 

“Poco café y mucha política”.

Cuadernos para el diálogo, 1978.

 

7. La cultura española en América Latina

 

Tenemos que reconocer que en América Latina existe una fuerte presencia de la cultura española. La vemos en todas las manifestaciones artísticas que hay en el continente. Es sorprendente la influencia española que se ha conservado en Latinoamérica. Es un elemento muy importante en la cultura de nuestros países. Sin embargo, se hace como si esto no existiera y se la desprecia. El elemento español forma parte de nuestra propia personalidad cultural y no creo que pueda negarse. Hay una falsa vergüenza por todo lo español en Latinoamérica que me parece excesiva y peligrosa.

 

“Poco café y mucha política”.

Cuadernos para el diálogo, 1978.

 

8. La literatura: una cultura milenaria

 

Hay una tendencia a menospreciar la cultura literaria, a creer en el espontaneísmo, en la invención. La verdad es que la literatura es una ciencia que hay que aprender y que existen diez mil años de literatura detrás de cada cuento que se escriba y que para conocer esa literatura sí se necesita modestia y humildad.

 

“Gabriel García Márquez: diez mil años de literatura”.

Bohemia, 1979.

 

9. El gran problema de los ministerios de Cultura

 

La gran pregunta que los gobiernos y la gente de cultura deberían hacerse es qué tipo de protección, sin interferirla ni manipularla, y, sobre todo, sin someterla al pensamiento político del gobierno de turno, tendría que ofrecer el Estado a la cultura. El problema del Ministerio de Cultura en América Latina es su subordinación a todos los avatares de la política nacional. Una crisis de gabinete repercute en la acción cultural, pues el resultado de las contiendas ambiciosas entre distintas corrientes de un gobierno es un ministro de Cultura que no tiene nada que ver con la cultura o que está totalmente en desacuerdo con el ministro anterior. Por consiguiente, la cultura depende de una serie de vaivenes que no son culturales, sino políticos y, lo que es peor, partidistas.

 

“Gabriel García Márquez: el oficio de escritor”.

Correo de la Unesco, febrero de 1996.

 

10. Buscando nuestra identidad: una forma de descolonización

 

Nuestros países son jóvenes. Hay, sin embargo, un claro proceso de descolonización cultural en el continente. Cada vez nos parecemos más a nosotros mismos. Cada vez imitamos menos… Eso hace parte del proceso de búsqueda de nuestra propia identidad.

 

“¿Quién carajo somos los latinoamericanos?”.

El mundo, febrero de 1982.

 

11. Creando narrativas que liberen a Latinoamérica

 

Cuando se investiga en la realidad de la América Latina con el propósito de escribir una novela, cuando se escribe esa novela realmente con valores auténticos de la América Latina, yo creo que se está contribuyendo a la descolonización de la cultura latinoamericana y creo, entonces, que se está haciendo política, que se está contribuyendo al proceso de liberación de la América Latina.

 

“García Márquez al banquillo”.

Revista Seuil, 1975.

 

12. El Caribe, más que una región, es una cultura

 

Contrariamente a lo que se piensa, no considero el Caribe como un área geográfica sino cultural.

 

“¿Quién carajo somos los latinoamericanos?”.

El mundo, febrero de 1982.

 

13. La cultura del Caribe

 

Los caribeños somos propensos a creer en cualquier cosa por la influencia que tenemos de tantas culturas distintas, combinando el catolicismo con nuestras propias creencias más arraigadas. Creo que ello nos da una mentalidad muy abierta para penetrar más allá de la realidad aparente.

 

“Entrevista con Gabriel García Márquez”.

Playboy, octubre de 1982.

 

 14. Por una concepción moderna de la cultura

 

Antes de pensar en la enseñanza artística, hay que definir lo más pronto posible una política cultural que no hemos tenido nunca. Que obedezca a una concepción moderna de lo que es la cultura, para qué sirve, cuánto cuesta, para quién es, y que se tome en cuenta que la educación artística no es un fin en sí misma, sino un medio para la preservación y fomento de las culturas regionales, cuya circulación natural es de la periferia hacia el centro y de abajo hacia arriba.

 

Un manual para ser niño, 1995.

 

15. Una cultura propia, un sistema de gobierno propio

 

La democracia de los países desarrollados es un producto de su propio desarrollo, y no lo contrario. Tratar de implantarla cruda en países con otras culturas (como los de América Latina) es tan mecánico e irreal como tratar de implantar el sistema soviético.

 

El olor de la guayaba, 1982.

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