La mayoría de los parientes cercanos a Gabriel García Márquez suelen guardar en su memoria una anécdota personal sobre el escritor. En el caso de Gabriel Torres García, sobrino del autor de Cien años de soledad, las historias con el nobel comienzan desde muy pequeño (leer Un señor de bigotes vestido de blanco) y acaban en la adultez. Entre esas destaca la noche en que Gabo le dio una cátedra sobre la historia del vallenato, su naturaleza y sus intérpretes.
“El día de un cumpleaños mío, Gabo llegó por coincidencia a la casa de mis padres, y yo estaba celebrando mi cumpleaños con compañeros y con mi grupo de vallenato. En el momento en que llega a la casa él se sorprendió, pues no sabía que yo estaba en esas” cuenta Torres García, también apodado por su tío como ‘Gabo Gabo’. “Mis amigos no sabían cómo comportarse con él, querían pedirle autógrafos y fotos, y yo como lo conocía bastante les sugerí a todos ellos que lo ignoraran por completo. «No lo molesten, no le pidan fotos, no le pidan autógrafos, no lo miren siquiera, déjenlo allá»”.
Para Torres García, Gabo siempre prefería compartir con la juventud y esa noche no fue la excepción. “Él se sentó con todos mis tíos y mis papás al otro extremo de la terraza en donde estábamos reunidos. A eso de una media hora de estar allá, se paró de los mayores y se sentó entre nosotros, paró a alguien que estaba en una silla al lado del acordeonero, y se sentó al lado del acordeonero y nos dijo: «Yo me vengo para acá porque allá en el otro extremo hay mucho viejo, yo me vengo para donde están los jóvenes». Y ahí estuvo con nosotros toda la noche, pidiéndonos canciones, hablando con el acordeonero sobre las notas, sobre el vallenato, nosotros a preguntarle y él a contarnos. Nos dio una cátedra sobre vallenato que nos dejó a todos asombrados”.
Esa cátedra consistía en un repaso minucioso por la historia del vallenato, así como en una lista de canciones representativas del género. “Ahí nos habló de sus temas preferidos como Matilde Lina, La casa en el aire, y en especial La elegía a Jaime Molina, que es un disco de Rafael Escalona que hace énfasis en la amistad. Pero también nos habló mucho de un aire vallenato que casi no le ponen atención comercialmente, pero que para él era un ritmo vallenato, el ritmo musical que definía a los reyes vallenatos: el son vallenato. Y nos hizo cantar varias veces un vallenato que se llama Altos del Rosario, que lo cantaba Alejo Durán, y nos explicó a todos cómo fue el origen, cómo fue la idea que nació sobre el primer festival vallenato, y toda esa amistad que él generó a raíz del vallenato con toda la gente de Valledupar” recuerda Gabriel Torres García.
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