La lectura de Cien años de soledad en el aula de clases de un colegio puede ser todo un reto. Soy profesora de secundaria y por primera vez decidí que mis estudiantes de último año leyeran durante mis clases de español la novela más famosa de Gabo. Resultó ser un un desafío maravilloso que le cambió la vida a estos lectores tan jóvenes y aveces apáticos de leer los grandes clásicos de la literatura. Fue tanta la admiración y la "revolución" que causó en ellos, que decidimos finalizar la lectura de Cien años de soledad en Aracataca, en el patio de lo que fue la casa de infancia de García Márquez. Así rendimos un tributo hermoso a quien hizo de esas clases el viaje más mágico y surrealista, nuestro Gabo.
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