Tres comentarios del escritor colombiano sobre la influencia de François Rabelais.
En su vasta investigación titulada García Márquez: Historia de un deicidio, Mario Vargas Llosa postula a François Rabelais como una de las grandes influencias literarias en el universo narrativo de Gabriel García Márquez. De acuerdo con el escritor peruano, el autor de Gargantúa y Pantagruel fue tan decisivo para Cien años de soledad como las historias de William Faulkner, Virginia Woolf, Sófocles, Albert Camus y Daniel Defoe.
Con la obra de Rabelais García Márquez comparte el gigantismo, la desmesura y los personajes con fuerzas y apetitos descomunales. El miembro viril de José Arcadio tatuado con letreros en varios idiomas, las competencias de tragar comida entre Aureliano Segundo y La Elefanta, y los orgasmos de Petra Cotes que perturban a la naturaleza son buenos ejemplos de ello.
“El mundo de Gargantúa y Pantagruel es real imaginario, no tanto porque contenga seres sobrenaturales o hechos intrínsecamente inverosímiles, sino porque las proporciones de sus seres y las características cuantitativas de sus hechos lo son. La realidad objetiva ha sido aumentada hasta un extremo en que es ya realidad imaginaria. Éste es, también, uno de los procedimientos esenciales al que el Macondo de Cien años de soledad debe su filiación imaginaria”, afirma Vargas Llosa en su ensayo.
Para muchos críticos, el hecho de que en Cien años de soledad exista un personaje llamado Gabriel que se va de Macondo a París “con dos mudas de ropa, un par de zapatos y las obras completas de Rabelais” confirma la influencia del escritor francés sobre García Márquez.
En el Centro Gabo hemos seleccionado tres apuntes de Gabriel García Márquez que giran en torno a esta temática. Los compartimos contigo:
Yo creo que la influencia de Rabelais no está en lo que escribo, sino en la realidad latinoamericana: la realidad latinoamericana es totalmente rabelesiana.
“La novela en América Latina”.
Universidad Nacional de Ingeniería, septiembre de 1967.
Yo estoy mucho más cerca de las locuras de Rabelais que de los rigores de Descartes. En Francia fue Descartes quien se impuso. Quizá por ese motivo, aunque con muy buena crítica, Cien años de soledad no ha tenido en Francia el nivel de popularidad alcanzado en otros países.
El olor de la guayaba, 1982.
Un crítico se iluminó con el hallazgo de que Gabriel, que es un personaje de Cien años de soledad a quien tratan de identificar conmigo mismo, se lleva a París las obras completas de Rabelais. Esto, ha dicho el crítico, es el reconocimiento de una influencia, y ella explica los desafueros sexuales y el apetito bestial de Aureliano Segundo, y las desproporciones fálicas de José Arcadio, el tatuado, y en general, los excesos pantagruélicos de todos los personajes y aún lo descomunal del estilo. Me divierte leer estas cosas, porque en realidad, el libro que se llevó Gabriel a París fue el Diario del año de la peste, de Daniel Defoe; cedí a la travesura de cambiarlo a última hora para ponerle una trampa a los críticos.
“Conversaciones con Gabriel García Márquez”.
Revista Nacional de Cultura, julio-agosto-septiembre de 1968.
La historia de cuando Gabriel García Márquez abandonó el cigarrillo...
Palabras del escritor colombiano reproducidas en Medellín, Colombia...
El papel que desempeñó la reconocida actriz griega en una obra de G...
©Fundación Gabo 2024 - Todos los derechos reservados.