Por siglos a los periodistas se les consideró como actores sociales con poderes especiales. Eran ellos quienes tenían la potestad de decidir qué informaciones eran difundidas a través de grandes medios de comunicación para que los ciudadanos comunes y corrientes pudieran saber qué pasaba en sus ciudades, países y el resto del mundo.
Aquellos periodistas que entienden (como Spiderman) que “todo gran poder implica una gran responsabilidad”, desarrollan una conciencia especial sobre lo delicado que era su trabajo. Entienden que su labor consiste principalmente en servir a sus lectores brindándoles información oportuna y confiable.
¿Cómo se logra hacerlo? Tener un “buen olfato periodístico” es una de las claves. Se trata de una habilidad que permite entender los hechos para anticiparse a las noticias. Y una vez acontecen, olfatearlas bien, analizarlas, saborearlas y entenderlas, para determinar si se trata de historias verídicas que sean de interés público.
En contraste, un periodista sin un olfato desarrollado será fácilmente embaucado por los bulos que siempre han circulado por ahí, las informaciones tendenciosas y los intereses ocultos de las fuentes, que lo llevarán a terminar publicando cualquier suceso como si fuera algo noticioso.
Finalizando el Siglo XX se fragmentó esa labor de los periodistas como dueños de la información. Primero fueron los blogs y luego las redes sociales las plataformas que permitieron a cualquier ciudadano convertirse en un potencial medio de comunicación.
El problema radica en que al crear una cuenta de Twitter, Facebook o abrir un canal YouTube, jamás aparecerá en pantalla la sabia advertencia del tío Ben: con todo gran poder llega una gran responsabilidad. Un usuario desprevenido de redes sociales pocas veces se verá obligado a pensar en los dilemas éticos que un simple ‘retweet’ implica.
La Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) lleva
más de dos décadas trabajando para formar periodistas que puedan contar mejores historias, respetando las clásicas normas de la verificación de la información y de acuerdo a altos estándares éticos.
Muestra de este trabajo es la
Red Ética que desde 2011 promueve una reflexión constante sobre los dilemas éticos que un periodista puede afrontar. También lo es el
Consultorio Ético, donde el maestro Javier Darío Restrepo ha respondido a más de 1.500 preguntas de periodistas de toda Iberoamérica. Las mejores respuestas se han recopilado ya en dos volúmenes del
libro ‘El Zumbido y el Moscardón’, haciendo alusión a la máxima deontológica de Gabo: “La ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón”.
Pero en los últimos dos años algo ha venido cambiando en el enfoque de la FNPI. La Fundación ha notado la necesidad de expandir estos esfuerzos de formación, llevándolos más allá del gremio periodístico, brindándoles a los ciudadanos de cualquier profesión u oficio la posibilidad de adquirir habilidades periodísticas.
¿Por qué hacerlo? Como se mencionaba anteriormente, la fragmentación del ecosistema de la comunicación en la era digital ha convertido a cualquier persona en consumidor y amplificador de información. “Periodistas ciudadanos”, los llaman algunos. El término es controvertido. Otros prefieren decir que hoy en día cualquiera es susceptible de cometer “actos periodísticos”.
Como quiera que los llamemos, en un mundo donde un youtuber exitoso puede tener más suscriptores en su canal que el medio de comunicación más tradicional de su país, los valores periodísticos cobran más vigencia que nunca. La iniciativa “Convivencias en Red”, que se hace en el marco del Centro Gabo, tiene como premisa que los principios del periodismo pueden orientar la reflexión para otros públicos de forma que cualquier ciudadano digital pueda afinar su olfato periodístico y entender la gran responsabilidad que tiene en sus manos.
Sobre Convivencias en Red
Poner a Gabriel García Márquez al alcance de los niños, jóvenes y ciudadanos de Cartagena y Bolívar, la región Caribe, Colombia, América Latina y el mundo; este es uno de los objetivos específicos del Centro Gabo.
Conoce más sobre
Convivencias en Red, una iniciativa de la FNPI en asocio con el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia (Mintic), que promueve el uso responsable y transparente de las redes sociales.