Investigadores digitales en ese país están encontrando que WhatsApp es una pieza clave en la operación de desinformación a favor del candidato que lidera las encuestas.
Con 120 millones de usuarios diarios, Brasil es el segundo mercado más importante del mundo para WhatsApp. Por eso, el mundo tiene los ojos puestos en el rol que la aplicación de mensajería, propiedad de Facebook, juega en la elección.
A pesar de que la aplicación cifra todos los mensajes, lo que hace casi imposible cualquier pesquisa a una escala masiva, los investigadores han encontrado una puerta de entrada para entender los flujos de información en la plataforma: los grupos públicos de simpatizantes de los diferentes candidatos.
En ese país es común que existan grupos de partidarios de los candidatos presidenciales, a los cuales es posible acceder por medio de una URL. Así se han logrado infiltrar investigadores de diferentes universidades y centros de pensamiento en ese país.
El resultado han sido varios informes en los que se revela el funcionamiento interno de esos grupos y la forma en la que se organizan para enviar mensajes en masa. El principal beneficiario de esa práctica es el candidato de derecha Jair Bolsonaro, quien, de acuerdo con la encuesta más reciente de la encuestadora Datafolha, tendría el 56% de la intención de voto de los brasileños contra el 44% de su rival, el izquierdista Fernando Haddad.
De acuerdo con un estudio de la misma firma encuestadora, los simpatizantes de Bolsonaro usan Whatsapp mucho más. El 81% de ellos utiliza la aplicación, un número que contrasta con el 59% de los votantes afines a Haddad.
Lejos de operaciones automatizadas basadas en bots, el panorama que muestran estas investigaciones revela una operación basada en voluntarios organizados y movilizados que hacen diferentes tareas con el fin de impulsar los mensajes.
Los grupos tienen líderes o administradores que “piden y orientan a las personas que recirculen los contenidos en otros grupos de Whatsapp, como de la familia y el trabajo”, explicó a El País Alessandra Aldé, coordinadora del grupo de investigación en Tecnologías de Comunicación y Política de la Universidad Federal de Río de Janeiro, que realizó uno de los estudios.
Sin embargo, también hay evidencias de una operación más coordinada. La revista Época publicó el testimonio de un antiguo empleado de una agencia de comunicaciones que trabajaba para la familia Bolsonaro —además de Jair, su hermano Carlos y sus hijos Eduardo y Flavio son políticos— en el que se describe cómo se intercambiaban listas de números de WhatsApp en papel. Luego, dice el reporte, “cada una de las listas era asociada al perfil de un grupo específico: jóvenes, mujeres, pobres, evangélicos, entre otros”.
Esta manera de trabajar es ilegal: la legislación brasileña les prohíbe a los candidatos utilizar bases de datos distintas a las de sus propios partidos o movimientos.
También se han encontrado evidencias de envío coordinados de mensajes en diferentes grupos. Otro estudio, del Instituto de Tecnología y Sociedad de Río de Janeiro, reseñado por el diario Folha de Sao Paulo, describe cómo algunos usuarios administraban hasta 17 grupos y movían mensajes entre todos ellos. En otros, el lapso entre un mensaje y el siguiente era entre 1 y 20 segundos, y algunos no tenían nombre ni foto que los identificara.
“Son indicios muy fuertes de automatización”, dijo al diario Caio Machado, investigador que participó en este estudio. “Pueden ser bots que ‘disparan’ mensajes o pueden ser usuarios que utilizan algún nivel de automatización para difundir el contenido, lo que llamamos ‘ciborgs’”.
Además, hay indicios de que la mayoría de la información que circula en esos grupos es de mala calidad. Un estudio de la Universidad Federal de Minas Gerais verificó la veracidad de las 50 imágenes más compartidas en una muestra de 347 grupos públicos de la aplicación. Como contaron sus autores en The New York Times, tras verificar esas imágenes se llegó a la conclusión de que el 56% de ellas tenía información falsa o engañosa, mientras que el 8% era completamente veraz.
Algunos expertos han señalado que cerca del 90% de los usuarios de Whatsapp en Brasil son miembros de al menos un grupo, lo que muestra el potencial de esta clase de operaciones para contaminar de desinformación el ecosistema informativo del país. Un estudio de Ibope, hecho en 2017, señala que las redes sociales “tendrán mucha influencia” para definir el voto de un 36% de los brasileños.
Sin embargo, un estudio hecho por Ibope después de la primera vuelta (que Bolsonaro ganó con el 46% de los votos, contra el 29% de Haddad) asegura que los mensajes recibidos por WhatsApp tuvieron un efecto "limitado" en la decisión de los brasileños. El 25% de los encuestados dijo haber recibido 'cadenas' negativas contra alguno de los candidatos, pero solo el 24% de ellos afirmó que esos mensajes tuvieron un efecto en su decisión en las urnas.
En una reunión con el tribunal electoral de Brasil, una vocera de WhatsApp dijo —según reportó la Agencia Lupa— que trabaja en “la educación de los usuarios, la prevención de abusos, y en coordinación con las autoridades, ofreciendo información”.
La vocera de la aplicación también afirmó que trabaja “en alianza” con organizaciones de verificación de información para difundir sus correcciones y verificaciones. En una nota, Aos Fatos —uno de los principales medios de este tipo en Brasil— dijo que, si bien esta organización usa una cuenta de WhatsApp Business con ese fin, no es cierto que exista tal colaboración.
“Decir que hay una alianza porque usamos WhatsApp Business sería como decir que hay una alianza con la compañía telefónica porque usamos internet para publicar nuestras verificaciones”, dijo Tai Nalon, directora de Aos Fatos.
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