Les pedimos a cuatro periodistas que se dedican profesionalmente a verificar información de redes sociales que les dieran consejos a los usuarios comunes y corrientes para que aprendan a distinguir las verdades de las mentiras.
En la era de las cadenas de WhatsApp y las redes sociales, no ‘comer cuento’ se convirtió en una habilidad de supervivencia que todos debemos tener. Por eso, les preguntamos a cuatro escépticos profesionales, que se encargan todos los días de separar la verdad de la mentira, cuáles son las estrategias básicas para identificar bulos y evitar que nos desinformen y manipulen.
Los consejos vienen de:
Cuando llega una cadena con una supuesta noticia, hay que respirar un poco y pensar. “¿Habías visto alguna vez el medio del que sale la información? ¿La página es conocida? ¿La habías oído antes? ¿No? Pues empieza a dudar.” Este consejo de Quintero fue muy repetido por todos los periodistas consultados. Es menos probable que un medio con trayectoria o una institución oficial lance una información malintencionada, y por esa razón, es importante preguntar de dónde viene la información de esa cadena que tanto nos indigna.
¿Cómo hacerlo? Beltrán recomienda usar buscadores para encontrar si la cadena ha sido publicada en otros medios y verificar el origen de las imágenes en herramientas de búsqueda en reversa, siempre con el objetivo de “descubrir toda la evidencia posible”.
Para eso, Lewin sugiere dos métodos: “Ya sea siguiendo el mismo camino de quien se lo cuenta a uno (preguntándole al amigo del amigo si de verdad vio a la novia con otro tipo) o encontrando otras fuentes (si me dicen que vieron una encuesta en Facebook, pues yo me meto y la busco en Google).” También es importante tener en cuenta quién te comparte la información, y qué intereses puede tener esa persona. Como dice Lewin, hay que sospechar “si alguien cuenta que se lesionó la estrella de un equipo de fútbol, pero es hincha del equipo rival”.
Si una historia es demasiado retorcida como para ser verdad, seguramente no es verdad. Como cuenta Lewin, con los bulos a menudo ocurre “como cuando un amigo echa cuentos buenísimos, pero siempre exagerados o modificados para darles más impacto”: una media verdad bien maquillada puede generar el efecto deseado y viralizarse rápidamente.
Duda, de entrada, cuando te digan ‘esto es lo que medios no te mostrarán’: Rafael Quintero.
El objetivo de la desinformación es generar una respuesta emocional, y por eso Forero aconseja desconfiar “cuando los mensajes estén cargados de insultos y frases de odio” que busquen irritar o emocionar a quien los lee —lo que también hace más probable que la gente los comparta. Por eso, como dice Quintero, hay que dudar cuando la historia “te escandaliza demasiado, si te hace enfurecer o si juega con tus convicciones”.
¿A quién no le gusta que le cuenten un secreto? El problema es que esa es otro de los trucos psicológicos de los que se valen quienes difunden mentiras. Quintero aconseja: “Duda, de entrada, cuando te digan ‘esto es lo que medios no te mostrarán’. Ese es el principal gancho de las noticias falsas”.
En la vida real, una historia tan grande como las que a veces se comparten en cadenas de WhatsApp deja huellas, por lo que no tiene sentido que los únicos privilegiados que la cuenten sean los pocos escogidos que están en tal o cual grupo de chat. “¿No es raro que haya cadenas se hable de asaltos masivos, de intoxicaciones gigantescas y de planes terroristas sin que haya ni una sola evidencia gráfica, ni un solo detenido, o ningún tipo de testigo presencial o víctima que narre los hechos?”, se pregunta Quintero.
Los fact-checkers profesionales también nos compartieron algunos consejos de esos que todos sabemos, pero siempre vale la pena repetir:
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