El sexting, la práctica de intercambiar mensajes explícitos con otras personas en línea, no es malo en sí mismo. Pero para hacerlo de forma responsable es importante conocer los riesgos.
Sencillo. El sexting es un acrónimo que lo forman las palabras sex (sexo) y texting (envío de mensajes de texto). ¿Lo difícil del sexting? Todo lo que conlleva enviarle a otra persona imágenes de contenido sexual explícito usando el teléfono celular o cualquier dispositivo electrónico.
¿Las cifras? Uno de cada siete jóvenes ha enviado este tipo de material y uno de cada cuatro lo ha recibido, según lo reseña un estudio publicado en la revista JAMA Pediatrics, que realizó una muestra entre más de de 110.000 adolescentes entre los 12 y 17 años.
Ahora, esta no es una práctica que ocurra solo entre jóvenes. Según la encuesta Relaciones y Tecnología de McAfee, “un 50% de los mayores de 18 años utiliza su móvil para enviar o recibir mensajes, fotos o videos de contenido sexual a alguno de sus contactos, y muchos de ellos almacenan en su teléfono esos contenidos que han enviado o recibido y que consideran ‘de riesgo’”, como señaló sobre esta encuesta El Confidencial en 2014.
El principal riesgo del sexting es que algo que ocurre en la esfera privada de un individuo puede, fácilmente, trascender a lo público, con todos los problemas que eso conlleva: violación del “derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen”, como indica el diario El País.
¿Hace daño el sexting? No necesariamente. Este tipo de prácticas se pueden realizar dentro del contexto de una relación saludable y adulta. ¿Cuándo es dañino el sexting? Al no ser consentido; en el momento en que una de las dos personas utiliza una posición de ventaja y presiona al otro para el envío de material sexual explícito. Esto puede desencadenar situaciones traumáticas para la víctima que, en ocasiones, podrían llevar hasta el suicidio, como asegura Unicef.
En un reportaje de El País, en su sección de tecnología, destacan la iniciativa española PantallasAmigas, que tiene como uno de sus proyectos “pensar antes de sextear”. Parten de la idea de que “quien hace sexting no es culpable de nada pero se expone a unos riesgos y necesita estar informado de esos riesgos”.
Aquí puedes ver todos los videos de esta iniciativa y que tienen como objetivo desincentivar esta práctica:
En el mundo anglosajón, la ONG ChildLine lanzó la APP Zipit, cuyo objetivo es ofrecer a “los jóvenes las herramientas adecuadas para eliminar la presión que sienten al ser contactados para que envíen, compartan o recopilen estas imágenes” con contenido sexual, como indica Peter Liver, un responsable de esta organización en un reportaje de ABC.
La recomendación es clara y en ella coinciden psicólogos, autoridades, ONGs, padres y demás: es mejor no hacerlo. Ahora, si decides tomar el camino contrario te recomendamos tomar en cuenta estos consejos de PantallasAmigas:
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