De cuestiones sin respuestas

Dos interrogantes que surgen a partir de la lectura de Cien Años de Soledad
Por:
Waldir Antonio Pérez Pérez

Cuenta un sofisma que se le atribuye a Platón: "Nadie pregunta de lo que no sabe". En mi caso concreto y particular desvirtuamos a Platón.

Me asaltan dos preguntas, siempre que emprendo la lectura de Cien años de soledad:

 

1. ¿Quién mató a José Arcadio Buendía Iguarán?

2. ¿El coronel Gerineldo Márquez se casó y tuvo hijos?

 

Sólo estas dos cuestiones que parecen de la cotidianidad, en mi caso empero, no han tenido respuesta lógica.

En la novela no se aclaran estos interrogantes. La narración de la muerte de José Arcadio tiene similitud con un cuento de Julio Cortázar que aparece en Historias de Cronopios y de famas, titulado " Las líneas de la Mano". En el cuento de Cortázar es un claro suicidio informado por el recorrido de la línea. En el caso particular del interrogante que nos ocupa es un hilo de sangre, que hace un recorrido similar al cuento de Cortázar y termina en el oído derecho de José Arcadio. El asunto no termina. Cito:" No encontraron ninguna herida en su cuerpo ni pudieron localizar el arma". ¡Ese es el motivo de mi primer interrogante! 

Segundo: 

Siendo así, dado el caso que el coronel Márquez no tuvo hijos se sobreentiende no puede tener bisnieto como se lee casi al final de la novela donde dicen que Gabriel, uno los amigos de Aureliano Babilonia, es bisnieto del Coronel Márquez.

Cien años de soledad es una novela tan común que siempre hay algo de nuestra vida cotidiana que buscar. Hasta los cabos sueltos nos parecen de consulta constante. Es el caso de los hijos del coronel Aureliano Buendía que al principio se lee que fueron exterminados todos, (léase bien), todos en una noche. Al final aparece Aureliano Amador perseguido por dos policías y finalmente ultimado. ¿Cómo es esto posible? Nos enfrentamos a una novela total donde la lógica o pierde o gana, depende a qué se juegue.

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