Dos personas han marcado mi vida en la parte artística, "La Cacica" Consuelo Araujo y nuestro Nobel Gabriel García Márquez. Consideró que sin Consuelo no se hablaría hoy en Valledupar del Festival Vallenato, o tal vez sí, pero con menos popularidad. Igual pasa en nuestra literatura: sin Gabo hablaríamos y conoceríamos de ella claramente, pero con menos intensidad.
Lo que quiero decir es que hemos tenido la oportunidad de celebrar dos vidas únicas y marcadas por dones, y talentos. Lo que más recuerdo de Gabo es su cercanía con Consuelo y con esa música de acordeón, tanto así que el mismo Gabo en la revista Opina, de 1984, dijo lo siguiente: "¿Qué es Cien años de soledad? Pues, no es más que un vallenato de 450 páginas, realmente eso. Lo que hice con mi instrumento literario es lo mismo que hacen los autores de vallenato con sus instrumentos musicales. Solo que yo lo hice con unas posibilidades literarias más evolucionadas, porque una novela es un producto más culturalizado, pero el origen es el mismo".
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