Aún trato de recordar mi primer encuentro con Gabo, por más esfuerzos que hago no logro definir con claridad ese momento, lo más lejano y seguro que he podido dilucidar fue a mis 9 años. Ese día mientras dejaba escurrir las horas de la tarde que estaban destinadas a las tareas, me encontré con un viejo ejemplar de Cien años de soledad. De esa primera lectura del mundo fantástico de Macondo (Que tardó casi un mes) no logré entender mucho, pero me abrió un mundo de realismo mágico que me ofrece cosas nuevas cada vez que vuelvo. Desde esa época, ya 20 años atrás, he caminado con Gabo siempre presente, ya que en cada uno de sus libro encontré una lección que jamás olvido.
©Fundación Gabo 2024 - Todos los derechos reservados.