Un decálogo del escritor colombiano en torno a uno de los deportes que más mueve pasiones en el mundo.
Desde sus inicios el fútbol ha sido un deporte amado y menospreciado por los intelectuales y artistas. Jorge Luis Borges, por ejemplo, consideraba que era un deporte estúpido y no podía creer que los argentinos, en medio de su rivalidad política con Inglaterra, pudieran apasionarse tanto con un invento inglés. Albert Camus, Premio Nobel de Literatura en 1957, solía decir que el fútbol le había dejado maravillosas lecciones, especialmente cuando tuvo la oportunidad de jugarlo profesionalmente en Argelia con el Racing Universitaire d’Algier (era portero). “Pronto aprendí que el balón nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga” –escribió Camus en un artículo de opinión– “eso me sirvió mucho en la vida”.
Con una posición similar a la del escritor francés, Gabriel García Márquez pensaba que el fútbol era un gran espectáculo. Aunque nunca fue muy dado a las actividades físicas, Gabo practicó fútbol en sus años de bachillerato en el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá, donde solía jugar como defensa. Varios años después, cuando fue jefe de redacción del semanario Crónica en Barranquilla, escribió una serie de perfiles sobre futbolistas reconocidos de la región, a quienes invitaba a beber ron blanco y a interesarlos en la literatura en un estadero que quedaba frente al estadio de fútbol.
Hincha incondicional del Junior de Barranquilla y fiel a su selección Colombia, García Márquez habló de fútbol cada vez que los periodistas pusieron el tema sobre la mesa. Compartimos contigo diez de esas reflexiones:
A alguien a quien verdaderamente le gusta el fútbol nada le importa quién gana o quién pierde, porque solo el verlo jugar es un gran y bello espectáculo.
“García Márquez habla de fútbol”.
Balón Gráfico Deportivo, febrero de 1991.
En Colombia el único deporte tradicional y realmente incorporado a la cultura es la pelota (béisbol) en la costa Caribe. El fútbol es un fenómeno más reciente. Colombia fue campeona de béisbol del mundo en 1947, cuando todavía no se jugaba fútbol en el país. Estaba en Bogotá estudiando Derecho en la Universidad cuando llegó la noticia de que Colombia era campeón y los colombianos mismos, sobre todo los del interior, se sorprendieron porque no sabían que ese deporte se jugaba desde hace muchos años en la costa Caribe.
“García Márquez habla de fútbol”.
Balón Gráfico Deportivo, febrero de 1991.
Creo que uno puede escribir Cien años de soledad, un cuento de marineros, o describir un partido de fútbol y siempre habrá un contenido ideológico.
“Algún día Estados Unidos hará su revolución socialista”.
7 Voces, 1971.
Pienso que no solo hay que calmar a los hinchas del fútbol, sino que hay que calmar también al ser humano y cambiar el modo de ser de la sociedad, porque los estallidos de violencia en el fútbol no son más que la proyección de eso. Hay que cambiar las mentalidades y pacificar al ser humano.
“García Márquez habla de fútbol”.
Balón Gráfico Deportivo, febrero de 1991.
El mejor partido de copa que vi en mi vida fue el de Brasil contra Italia en el año 70 en México. Ese año estaba con mis hijos en mi casa en México, ellos si no se pierden ni un minuto y entonces me avisaban si valía la pena o no para ver el desenlace.
“García Márquez habla de fútbol”.
Balón Gráfico Deportivo, febrero de 1991.
Los niños juegan fútbol en la calle, ahora. Pero cuando era niño en la calle o en la escuela se jugaba béisbol. La afición por el fútbol se sembró a fines de la década del 40, cuando empezaron a llegar jugadores y entrenadores argentinos, uruguayos. Entonces empezó el gran momento del fútbol en América Latina. A partir de entonces se ha convertido en una gran afición nacional.
“García Márquez habla de fútbol”.
Balón Gráfico Deportivo, febrero de 1991.
El fútbol colombiano tiene un sello latinoamericano, y eso es muy importante porque nosotros tenemos que tener una personalidad también en fútbol; sin embargo, ese fútbol tiene una desventaja: es poco goleador, y los partidos se ganan con goles. Pero creo que eso es algo fácil de subsanar. Además, hay una cosa que queda como un trofeo al equipo de Colombia: es la forma en que desorganizó la maquinaria alemana. Hubo un momento en que los alemanes corrían como gallinas en el campo sin saber qué les estaba pasando, porque estaban enfrentados en realidad a un equipo de locos, cosa que no creo que quepa en un cerebro computarizado como el alemán. Eso para mí fue un gran orgullo nacional.
“García Márquez habla de fútbol”.
Balón Gráfico Deportivo, febrero de 1991.
Higuita es un caso muy colombiano. Los colombianos somos capaces de hacer cualquier cosa, pero siempre con un grano de locura. Eso es muy latinoamericano también. Higuita es un gran portero, pero hay que saber, aparte de eso, que es también jugador de béisbol; entonces le gusta correr y cuando la bola no llega a la portería, pues quiere salirse a jugar, porque se aburre. Eso nos ha pasado a todos cuando niños, si nos aburríamos en la portería, pues no resistíamos el salir a buscar la pelota.
“García Márquez habla de fútbol”.
Balón Gráfico Deportivo, febrero de 1991.
Más es lo que se conoce de él por los que no lo quieren que por los que sí lo queremos.
“García Márquez habla de fútbol”.
Balón Gráfico Deportivo, febrero de 1991.
Mientras exista el árbitro, el fútbol será impredecible.
“El amor en los tiempos del fútbol”.
El Gráfico, 1995
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