Taller Manuel Zapata Olivella de periodismo cultural

Relatoría del Taller Manuel Zapata Olivella de periodismo cultural, con Ángel Unfried

La actividad, que fue posible gracias a una alianza entre la Fundación Gabo y el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC), se realizó de forma virtual del 27 de octubre al 4 de noviembre de 2020 con la participación de 16 periodistas y editores de Bolívar.

Orlando Oliveros Acosta
05 de Diciembre de 2020

Bajo la dirección del periodista colombiano Ángel Unfried, editor de la revista Bacánika, dieciséis periodistas y editores de Bolívar se instruyeron en la narración de historias periodísticas orientadas al sector cultural, tomando como punto de partida los textos del escritor y periodista colombiano Manuel Zapata Olivella.

¿Qué es la cultura? ¿Cómo podemos renovar el periodismo cultural en tiempos de crisis? ¿Cuáles fueron los aportes de Zapata Olivella al periodismo cultural? ¿Qué herramientas son útiles para conectarnos con nuestra audiencia? Estos fueron algunos de los interrogantes que los participantes y Unfried se hicieron durante las dos horas diarias del taller, cuyas sesiones formativas se llevaron a cabo de forma virtual del 27 de octubre al 4 de noviembre de 2020.

Las claves para comprender mejor la situación actual del periodismo cultural y las lecciones de Zapata Olivella en torno a la construcción de historias periodísticas surgieron de la experiencia de Unfried y de expertos invitados al taller como el historiador Javier Ortiz Cassiani, el editor Karim Ganem Maloof y el periodista Carlos Serrano.

 

Los aportes de Zapata Olivella al periodismo cultural

 

En las primeras sesiones del taller, Unfried destacó la importancia de la obra de Manuel Zapata Olivella en el desarrollo del periodismo cultural en Colombia. Además de su reconocido oficio como escritor de ficción, Zapata Olivella fue viajero, médico, gestor cultural y periodista. Su interés por la cultura musical del país, en especial por el porro y el vallenato, lo convirtió en un precursor de las historias periodísticas enfocadas hacia los ritmos populares del Caribe, una obsesión que luego transmitió a su colega Gabriel García Márquez, a quien ayudó a conseguir en El Universal de Cartagena su primer trabajo dentro de un periódico.

Obras como Pasión vagabunda (1949), He visto la noche (1953) y China, 6 a.m. (1955), en las que Zapata Olivella relató sus recorridos por Colombia, Centroamérica, Estados Unidos y China, se consideran un aporte significativo a la literatura y al periodismo de viajes.

A esa labor de cronista empedernido se sumó la fundación de la revista Letras Nacionales en 1965, un medio mediante el cual se difundió la literatura local, los trabajos periodísticos sobre cultura popular y la opinión política. “La trascendencia de Letras Nacionales se entiende mejor cuando somos conscientes de su diversidad temática y su supervivencia en el tiempo: 46 números publicados en veinte años”, afirmó el historiador invitado Javier Ortiz Cassiani.

Para Unfried, las lecciones que Zapata Olivella legó a los periodistas culturales de la actualidad pueden apreciarse en tres textos periodísticos del autor cordobés, cada uno con una enseñanza específica:

 

1.“Los negros palenqueros” (Cromos, 1948). Se trata de un texto anecdótico sobre una visita a San Basilio de Palenque, en el departamento de Bolívar. El narrador contextualiza y acerca exitosamente un tema ajeno a la vida cotidiana del lector. Esto lo logra con:

 

  • Una historia estructurada por escenas que sobresaldrán en la memoria del lector. Sobre todo la escena inicial.
  • La construcción de un contexto a través de precisiones geográficas y referencias históricas.
  • Descripciones generales sobre el espacio, las personas y la música que hacen parte de la trama.
  • Información puntual sobre los utensilios e instrumentos musicales que participan en la narración.

 

2. “Harlem olvidado” (Sábado, 1948). En este texto sobre el célebre barrio de Manhattan, el autor nos enseña la importancia de la mirada que debe poseer el periodista cultural ante contextos distintos al suyo. “El periodista tiene que ver con los ojos del visitante atento, no con los ojos cegados del turista”, dijo Unfried. En “Harlem olvidado”, esto lo logra con:

 

  • Datos históricos y contrastes entre el contexto que está conociendo el periodista con otros contextos que ya conoce.
  • Descripciones de la idiosincrasia local y reflexiones en torno a cómo pueden esos detalles adquirir un aire global.
  • Exploración de cada lugar desde nuevos ángulos. “No hay lugares agotados, hay miradas que se agotan”, recordó Unfried.

 

3. “Faulkner y el costumbrismo” (Letras Nacionales, 1975). En este artículo sobre el tratamiento de las costumbres en la novelística de William Faulkner y la de los escritores hispanoamericanos, Zapata Olivella tiende puentes de ida y vuelta entre la cultura popular y la “alta cultura”. Esto lo logra con:

 

  • Comparaciones entre ámbitos culturales diferentes pero relacionados entre sí.
  • Correspondencias entre las costumbres de las personas y la forma como los novelistas se sirven de ellas para confeccionar la estética de sus obras.

 

Consejos para renovar un periodismo cultural en crisis

 

“La mirada del periodista debe ser plural y así responder a la diversidad de la cultura, que lo es todo”. Con esta frase, Unfried se refirió a la crisis que viene sufriendo el periodismo culturalen los últimos años, hoy agravada por la pandemia de covid-19. El director del taller partió de un artículo publicado en el New York Times del periodista Jorge Carrión, “Ideas para renovar el periodismo cultural”, y dio algunos consejos para que los periodistas, editores y directores de medios se adaptaran a las nuevas realidades del siglo XXI (un siglo cada vez más virtual desde la pandemia):

 

1. No depender excesivamente de la publicidad y de la agenda de novedades musicales, editoriales, teatrales y cinematográficas. Así, si se presenta una pandemia en donde los espacios cierren, la publicidad cese y las aglomeraciones estén prohibidas, los periodistas culturales seguirán teniendo otras realidades que contar.

 

2. Comprender que la cultura es todo. Esto quiere decir que el periodista cultural no sólo debe reseñar libros o películas, sino también los productos culturales que han llegado con el desarrollo tecnológico como podcasts, videojuegos, redes sociales, plataformas digitales o cómics.

 

3. Acabar con el “monopolio de la literatura”. Desde sus inicios, la prensa especializada en cultura ha priorizado las reseñas sobre libros, los ensayos literarios, las entrevistas a escritores y la publicación de pequeñas obras de ficción. Esta visión parcial y anacrónica del cubrimiento periodístico de la cultura disminuye las oportunidades de explorar otros ámbitos igual de importantes como hilos de Twitter e historias destacadas de Instagram.

 

Tres estrategias para conectar con la audiencia

 

Por su parte, el invitado Carlos Serrano, periodista de la BBC News Mundo, ofreció a los asistentes tres estrategias para que el cubrimiento periodístico de la cultura se mantenga en contacto con su audiencia:  

 

1. Conócete a ti mismo. “Sólo conociéndote a ti mismo podrás saber qué tipo de servicio quieres prestar”, dijo Serrano. Este es un paso esencial para el periodista cultural porque le permite conocer sus debilidades y fortalezas, una introspección necesaria al momento de decidir qué tipo de comunidades le resulta más fácil explorar, qué tipo de historias puede relatar con mayor intensidad y en qué formato le resulta más cómodo hacerlo. Conocerse a uno mismo implica hacerse cuatro preguntas:

 

  • ¿Qué historia voy a contar?
  • ¿Por qué es importante contar esta historia?
  • ¿La historia que voy a contar sólo me interesa a mí o le interesa también a los demás?
  • ¿Qué servicio le estoy prestando a la comunidad/audiencia a través de mi historia?

 

2. Conoce a tu comunidad. Después de que el periodista conoce sus fortalezas y debilidades, debe entender a su comunidad. Los periodistas culturales deben conversar con la comunidad para saber si su historia responde a las necesidades de la audiencia. Este punto supone hacerse tres preguntas:

 

  • ¿A quién(es) le(s) estoy contando esta historia?
  • ¿De qué le sirve a mi audiencia esta historia?
  • ¿Cómo sé que lo que estoy haciendo le resulta útil a la audiencia?

 

3. Involucra a tu comunidad/audiencia.Se trata de trabajar junto a la audiencia, compenetrándola en la elaboración del producto de tal modo que le resultará más cercano. Para involucrarse, el periodista debe:

 

  • Tener una vocación de servicio. Es decir, la conciencia de que a través de la cobertura periodística se está ayudando a la audiencia. “Los periodistas somos servidores públicos”, puntualizó Serrano.
  • “Pasar de la relación extractiva a una relación de beneficio mutuo”. Además de extraer información, los periodistas deberían buscar algún beneficio para la comunidad/audiencia con su historia.
  • Revisar los prejuicios que se tengan sobre la comunidad. Si el periodista es consciente de esto, le será más fácil evitar que sus prejuicios y estereotipos preconcebidos interfieran en su historia.

 

Ante el involucramiento de la audiencia en la concepción, cubrimiento y escritura de una historia, Serrano recomienda formularse seis preguntas para tener un manejo adecuado del proceso:

 

  • ¿Qué oportunidades de participación voy a crear para la audiencia?
  • ¿Cómo voy a avisar a la gente que puede participar?
  • ¿Qué le va a aportar la participación de la audiencia a la historia?
  • ¿Cómo se darán cuenta de que su participación fue importante para la historia?
  • ¿Cómo voy a agradecerle a la audiencia por su participación?
  • ¿Qué recompensas voy a darle a la audiencia por participar?

 

Sobre Ángel Unfried

 

Periodista y editor de la revista Bacánika. Fue el editor general del Estudio de Revistas Semana, que comprende SoHo, Arcadia, Semana Sostenible, Semana Educación, Fucsia y Jet-set. Dirigió El Malpensante hasta septiembre de 2017, año en que la revista obtuvo tres Premios de Periodismo Simón Bolívar. Al frente del sello vinculado a esa publicación, editó libros como Grandes borrachos colombianos, Sala de espera e Ilustración Malpensante. Ha publicado crónicas y entrevistas sobre temas sociales y culturales en La República, El Heraldo, Arcadia, Diners, SoHo y Shock, entre otros.

En 2016, La revancha de santa Zita, su reportaje sobre las circunstancias y luchas del servicio doméstico en Colombia, publicado en la edición negra de El Malpensante, hizo parte de la selección oficial del Premio Gabo. En 2016, fue presentador de la serie Lejos de casa, de Señal Colombia. En 2018, fue seleccionado para la residencia artística Verdad y Reconciliación del Santa Fe Art Institute, en Nuevo México.

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