La dura reseña cinematográfica de García Márquez sobre un documental de los viajes de la reina Isabel II.
En 1953, apenas unos meses después de haber sido proclamada reina, Isabel II realizó un largo viaje por los países de la Commonwealth con el propósito de conocer a cabalidad los territorios que a lo largo de la historia habían estado vinculados con Inglaterra. Fue una gira que duró seis meses (desde el 24 de noviembre de 1953 hasta el 10 mayo de 1954) y en la cual estuvo acompañada por un equipo de fotógrafos cuyo único propósito era producir un documental al término del viaje.
El documental, ya editado y a color, se estrenó ese mismo año como una producción de “Cinemascope”, un sistema de grabación bastante atractivo para la época en el que las imágenes podían proyectarse con mayor amplitud, permitiendo con ello que la reina Isabel II pudiera posar junto a las enormes panorámicas de los sitios que visitaba.
En Bogotá, este largometraje llegó a las salas de cine en agosto y recibió la atención inmediata de Gabriel García Márquez, por entonces un joven periodista aspirante a escritor que redactaba reseñas cinematográficas para el diario El Espectador. En su columna titulada “El cine en Bogotá. Estrenos de la semana”, García Márquez elogiaba o destruía con buen criterio artístico los filmes más recientes que había visto en el transcurso de la semana. El 21 de agosto de 1954, el futuro Premio Nobel de Literatura reseñó tres películas: Nerón y Mesalina, El valor de vivir y el mencionado documental, presentado en Colombia bajo el título El viaje de Isabel II de Inglaterra. Sobre este último, comentó que se trataba de una pieza “fatigante” que no tenía ningún valor desde el punto de vista cinematográfico y que desaprovechaba su potencial periodístico por haber "despilfarrado" una gran noticia.
Este duro juicio de García Márquez contrastó con su perspectiva de Isabel II, a quien describió como una monarca “inteligente, noble y simpática”. Tres años después, en un artículo publicado en marzo de 1957, el novelista colombiano la definió como una persona profundamente responsable que había asumido las riendas de la corona. “Felipe no fue educado para vivir en un palacio. Es, por encima de todo, un deportista, con algo de Ulises en la sangre -pues lleva sangre griega en las venas- y un permanente deseo de vivir emociones intensas”, escribió Gabo en ese texto. “Tal vez Isabel preferiría esa vida a la que le ha correspondido en suerte. Pero ella fue educada para ser reina y ni siquiera su problemático amor puede quebrantar su inflexible sentido de la responsabilidad”.
En el Centro Gabo hemos recuperado la reseña cinematográfica de García Márquez sobre El viaje de la reina Isabel II de Inglaterra. La compartimos contigo:
Desde cuando la reina Isabel II salió de Londres hasta cuando regresó seis meses más tarde de su viaje por la comunidad británica, fue seguida día y noche por un fotógrafo de Cinemascope. El resultado de esa costosa persecución fue una película documental, en la que no se ve nada que no haya sido visto en noticieros, sólo que aquí las cosas se ven en colores y con doble amplitud.
Nunca se ha entendido mejor lo que significa este símbolo comercial: «Pantalla panorámica», como en el documental del viaje de la reina Isabel que es en realidad un álbum de postales panorámicas del imperio británico, al fondo de las cuales, inexpresiva e imperceptible, se ve pasar la inteligente, noble y simpática soberana de los ingleses.
El viaje de la reina es un pretexto. Pero tal vez no sobre advertir que los obstáculos que encontraron los realizadores de este film documental fueron creados exclusivamente por las limitaciones técnicas del sistema empleado en la filmación. Con el sistema corriente es muy probable que El viaje de la reina Isabel IIhubiera sido, exactamente, lo que se pretendía, es decir, el documental del viaje de la reina, y no una sucesión de las más anchas fotografías en colores que pudieron tomarse en los países visitados.
Las películas documentales de largometraje deben ser extraordinarias para que sean soportables. La película del viaje de la reina Isabel es fatigante, porque desde el punto de vista cinematográfico no tiene ningún valor y desde el punto de vista periodístico no es otra cosa que una formidable y larga noticia, lamentablemente despilfarrada.
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