En 1981, seis años después de haber publicado El otoño del patriarca, Gabriel García Márquez publicó la célebre Crónica de una muerte anunciada. Con ella, el escritor colombiano regresó a la literatura luego de una década intensa dedicada al activismo político y al periodismo militante. La novela, breve y directa, mereció el elogio de la crítica y de los lectores no especializados, además de que vendió millones ejemplares alrededor del mundo. Sólo para Iberoamérica, el libro fue lanzado de forma simultánea en España (Editorial Bruguera), Colombia (Oveja Negra), Argentina (Sudamericana) y México (Diana), con un tiraje –nunca antes visto– que superó el millón de ejemplares.
La novela cuenta la historia del asesinato de Santiago Nasar a manos de los gemelos Pedro y Pablo Vicario. La “muerte anunciada” de la víctima comienza cuando Ángela Vicario, hermana menor de los gemelos, es devuelta por su esposo después de la noche de bodas porque no es virgen. Al ser interrogada por el culpable de su deshonra, la mujer señala a Santiago Nasar y su familia decide cobrar venganza para restablecer el honor perdido.
La trama está inspirada en un acontecimiento real ocurrido en enero de 1951 en Sucre, cuando un amigo de García Márquez, Cayetano Gentile, es descuartizado en la plaza principal del pueblo por los hermanos Víctor Manuel y José Joaquín Chica Salas. Los motivos del crimen fueron los mismos: unos días después de casarse, Margarita Chica Salas fue devuelta por su esposo porque a él le habían informado clandestinamente que ella no era virgen. Cayetano Gentile, antiguo novio de Margarita, fue acusado de ser el responsable de la deshonra. En su momento Gabo quiso escribir esta historia, pero por un asunto de pudor con la familia de la víctima, su madre le pidió que esperara a que murieran las personas involucradas para poder contarla. Treinta años después, con un estilo envolvente que parodia la técnica del relato policial, el escritor colombiano publicó Crónica de una muerte anunciada.
En el Centro Gabo hemos seleccionado diez frases de esta emblemática novela corta que volverán a sumergirte en su lectura:
1. "Hay que estar siempre de parte del muerto"
En el pueblo todos saben que van a matar a Santiago Nasar pero nadie se atreve a decírselo. Sin embargo, cuando Luisa Santiaga –la madre de Gabriel García Márquez– se entera, decide advertirle. Ella tenía relación con las partes involucradas en el conflicto: era madrina de bautismo de Santiago Nasar y pariente de sangre de la familia Vicario. Al final nos muestra que en medio de esos dilemas siempre es más ético estar del lado de aquel que va a morir.
2. "También el amor se aprende"
Cuando Bayardo San Román pretendió a Ángela Vicario, la familia de ella le impuso la obligación de casarse con él, puesto que era un hombre rico y de familia respetada. Cuando Ángela Vicario repuso que no podía comprometerse con un hombre que apenas había visto, su madre le dijo esta frase. “También el amor se aprende” es una sentencia para mujeres casadas por sus padres, quizás un consuelo para creer en el amor más allá de las relaciones construidas por interés.
3. “Ningún lugar de la vida es más triste que una cama vacía”
La frase la dijo María Alejandrina Cervantes, una mujer tierna y elegante que vivía en una casa de cuartos de alquiler cuyas puertas estaban siempre abiertas. Servicial en la cama, los hombres del pueblo decían de ella que nada más dormiría una sola vez en su vida, y esa vez sería para morir. A la cama se llega siempre acompañado o no se llega.
4. “Halcón que se atreve con garza guerrera, peligros espera”
De todos los hombres con los que estaba María Alejandrina Cervantes, Santiago Nasar era el hombre al que más le tenía respeto, tanto así, que no se acostaba con otro si él estaba presente. Santiago Nasar también perdió el sentido cuando la vio por primera vez, y Gabo, el narrador en la novela, lo previno con esta frase.
5. “La fatalidad nos hace invisibles”
La frase se encuentra en el folio 382 del sumario sobre el asesinato de Santiago Nasar. Fue escrita por el juez del caso cuando quiso buscar algún testigo que hubiera visto entrar a Santiago Nasar en la casa de su novia Flora Miguel y no encontró a nadie.
6. “Todos los sueños con pájaros son de buena salud”
El día que lo iban a matar, Santiago Nasar soñó que atravesaba un bosque de higuerones bajo una llovizna tierna. Cuando despertó se sintió salpicado de cagada de pájaros. Su madre, Plácida Linero, quien era una experta intérprete de sueños, le dijo que había sido una visión llena de buena salud, ignorando los árboles y la llovizna que indicaban un mal augurio.
7. “Nunca se debe hablar de plata delante de otra gente”
La frase la dijo Ángela Vicario a Gabo, muchos años después del asesinato, al recordar la tarde de su boda con Bayardo San Román y las impertinencias de Santiago Nasar calculando los gastos de la fiesta con el novio. Era una máxima que Vicario había aprendido de su madre.
8. “Dadme un prejuicio y moveré el mundo”
Esta fue otra de las conclusiones del juez instructor, redactada en el folio 416 del sumario, al darse cuenta de que los cargos que la familia Vicario esgrimía sobre Santiago Nasar eran débiles y poco contundentes. Aunque para matarlo bastó con que Ángela Vicario lo señalara como culpable.
9. “La honra es el amor”
Muchas de las personas que decidieron no entrometerse entre Santiago Nasar y la familia Vicario lo hicieron con la convicción de que “los asuntos de honor son estancos sagrados a los cuales sólo tienen acceso los dueños del drama”. La honra es el amor y su tragedia la resuelve quienes son tocadas por ella.
10. “No hay borracho que se coma su propia caca”
La lucidez de los borrachos. Eso pensó Victoria Guzmán cuando le dijeron que los hermanos Vicario estaban emborrachándose y esperando a Santiago Nasar para matarlo. Escudada en esta reflexión, no creyó que fueran capaces de consumar el crimen.